Amando Mi ProcesoMuestra

NO ERES POCO, DIOS TE ESCOGIÓ

En lo personal, obedecer lo que Dios ha hablado a mi vida en el caminar como cristiana y seguidora de Jesús se vuelve complicado cuando he estado cegada por el vacío emocional. Y retrocedo. Tal como el cangrejo, empiezo a caminar hacia atrás. 

Es sólo cuando me doy cuenta que no tengo que ser perfecta para que Dios me ame, que empiezo a ver que las circunstancias que me llevaron al tener pensamientos negativos y autodestructivos, puedo aprovecharlos para seguir creciendo en espíritu y en fe. 

No es fácil. Es una lucha difícil entre dejar que la corriente de la marea me lleve y poner resistencia, mientras trato de aferrar mis pies y mis dedos a la arena. Pero siempre, con la ayuda de Dios, bastante oración y también con decisión, me he visto apoyada y respaldada por un Dios de renovación y transformación. Lo más importante, y lo mejor de todo, es que no sólo yo he notado cambios en mí; mis amigos, mis familiares y hasta personas exteriores que también se han empeñado en hacerme de menos, lo han visto. Y resulta un tanto satisfactorio saber que no es un cambio únicamente en mí, sino sobre mí.  Así es como trabaja Dios. Así es cómo sé que en realidad vale la pena entregar mis pequeñas y astilladas partes para que Él las reconstruya. Y lo puede hacer contigo también. Lo va a hacer contigo también. Todo lo que tienes que hacer es creer. Depositar tus partes en el único ser que puede hacer de ti una nueva criatura. Todos los días tenemos oportunidades para arrepentirnos. Todos los días tenemos una nueva oportunidad para reconocer que no hay ser más supremo y bondadoso que Dios, y podemos retribuir a su amor con obediencia. Todas las palabras que en algún momento echaste sobre ti, y afirmabas de manera errónea, puedes, a partir de hoy, cambiarlas por palabras de aceptación emocional. Son válidos tus sentimientos. Es válido que llores, que te enojes, que quieras cambiar tu forma de hacer ciertas cosas. Lo que no es permitido es que te menosprecies, que te digas que eres una imbécil o digas palabras más fuertes. Porque por Dios fuiste elegida, y Él no se equivoca. No pongas en dudas sus decisiones y verás cómo serás recompensada.