Amando Mi ProcesoMuestra

MORIRÍA 100 VECES POR TI

La mayoría de las mujeres que hemos sido salvas por Jesús venimos de un lugar donde en todos los escenarios hay características muy similares y cercanas entre sí. Por ejemplo, antes de aceptar a Jesús en mi vida estaba rodeada de tristeza, llantos, constantes momentos donde la depresión, la incertidumbre, el dolor y la angustia me invadían.

Dios nos ha sacado de lugares inhóspitos y hoy vivimos vidas transformadas de esa antigua vida, y no sólo eso, sino que también nos ha y nos sigue perdonando por nuestros pecados. Siempre imaginé que cuando lloraba estaba completamente sola, en la oscuridad de mi cuarto, pero después pude entender que no era así, que Dios me observaba, Él me acompañaba en medio de mi dolor.

¿Sabes? Muchas veces me he puesto a pensar que todos los humanos somos realmente afortunados y bendecidos al poder contar con un Dios que nos ama, que nos entiende, que nos acompaña en toda Su gloria.

Él te ama, se interesa por ti, y si tendría que volver a morir en una cruz por ti, sólo por ti, lo haría, Él lo volvería a hacer.

Aunque podemos llegar a pensar ¿cómo está allí, si no lo puedo ver? 

Díjo Jesús: Porque me has visto, oh Tomás, creíste: Bienaventurados los que no vieron y creyeron (Juan 20:29 JBS).

Cerca está Dios en medio de nuestros quebrantamientos.