¡No me parchó, nací de nuevo!Muestra

METAMORFOSIS VS. METANOIA

Uno de mis versículos favoritos es "por sus frutos os conoceréis" debido a que son la evidencia más palpable para conocer qué tipos de semillas han sido plantadas en nuestro corazón, ya que al crecer y materializarse reflejan el estado de nuestro carácter, personalidad y compromiso no solo demostrados en nuestra comunidad cristiana sino también como parte del diario vivir. 

Cuando piensas en la palabra “Metamorfosis”, ¿en qué animal piensas? Déjame adivinar… ¿Una mariposa? Pues sí, desde pequeños nos han hecho asimilar estos dos términos, aunque existan otras especies que también lo experimentan. Y es que hablar de metamorfosis es referirse a cambios morfológicos parciales o totales que experimentan un organismo. En otras palabras, este proceso implicaría una trasformación que se limita al plano externo. 

Por otro lado, hablar sobre “Metanoia” corresponde a un cambio que conlleva mayor intensidad, puesto que su traducción literal significa “cambio de propósito o de mente”. No obstante, en el nuevo testamento aparece como “arrepentimiento”, es decir, un cambio radical en la manera de pensar y de vivir. 

Por consiguiente, mientras que en la primera comparativa puede implicar una "transformación", cabe la posibilidad de que esta sea solo momentánea y de apariencias, como si de un disfraz se tratara; y en la segunda parte vemos un proceso mucho más profundo que demanda de una renovación interior genuina y permanente. 

Durante nuestra estancia en este mundo no estamos exentos de experimentar cambios, ¡y cuánto más si somos cristianos! 

Por tanto, si Jesús viera tus frutos, ¿Qué tipo de transformación encontraría?

Un abrazo fraterno,

Angie Sevillano.