En El PrincipioEjemplo

Semana 3 - Día 3

Lectura: Génesis 3:8–19; Romanos 5:20–21

DEVOCIONAL:  Romanos 5:20–21

"La ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor."

El hombre y la mujer comieron del árbol en el huerto. Fueron separados de Dios debido a su pecado. Inmediatamente fueron conscientes de su desnudez y se escondieron avergonzados. La relación entre Dios y el ser humano cambió. El hombre y la mujer ya no podrían estar en la presencia de Dios porque habían pecado.

Si bien ambos habían pecado, cada uno trató de culpar a otro. El hombre acusó a la mujer. La mujer culpó a la serpiente. La verdad es que los dos habían pecado. Ambos eran igualmente responsables de sus acciones y los dos recibieron un castigo. 

Aún así, cuando les estaba explicando el castigo que recibirían, Dios prometió redimir al hombre y a la mujer a una recta relación con Él. Prometió que aunque la serpiente y su simiente trataran de atacar a la mujer y a su simiente, fallarían. Su promesa fue que la simiente de la mujer (que en definitiva es Jesús) aplastaría la cabeza de la serpiente.

Incluso en medio del castigo, Dios prometió redención. Con cada mandamiento que Dios le dio a Su pueblo, su pecado aumentó. Sin embargo, a medida que aumentaba el pecado, la gracia se multiplicaba aún más. Dios planeó la redención incluso antes de nuestra transgresión. La gracia reina en medio de todas nuestras faltas, incluso aquellas que parecen estar más allá de la redención. La gracia reina por la justicia de Jesucristo. Dios orquestó la redención de la humanidad incluso antes de que empezáramos a pecar. Dios nos colma de Su gracia, incluso ahora, sin importar nuestro pecado. ¡Alabado sea!  

Oración

Dios, solo Tú eres bueno. Estoy más que humillada de que planees la redención para mí incluso antes de que pecara. Me bañas con Tu gracia todos los días. Solo Tú eres digno de alabanza. Haz que mi vida sea un reflejo de Tu gracia y redención. Amén.