El valor de la obediencia en la vida espiritualMuestra

La obediencia mostrada refleja la comunión que se tiene con Dios – parte II

Ciclo de la intimidad y la obediencia

Obedecemos a Dios, luego Dios trae intimidad a nuestras vidas. Crecemos en intimidad con Dios, luego esto nos hace más cercanos a Dios, de modo que confiamos más en él, y esto nos hace más propensos a obedecer. Luego Dios nos estimula trayendo más revelación e intimidad con él, como recompensa a nuestra obediencia. Al recibir más revelación e intimidad de Dios, más obedecemos, y más crece nuestra fe, porque la fe obra por la obediencia. 

La intimidad con Dios conduce a la obediencia y ésta a la fe.

Génesis 12:7 habla que Abraham edificó el altar porque en ese lugar se manifestó Dios. Como podemos notar el altar se edificó por una razón, "la manifestación divina de Dios", esto quiere decir que para que exista altar debe haber manifestación de Dios. En otras palabras, es imposible decir que tenemos un altar si Dios no está presente. Debe existir manifestación de Dios en el altar pues nadie puede ofrecerse a Él si antes no ha tenido un encuentro personal con Dios.

Este altar no tenía como objetivo presentar una ofrenda por el pecado, sino un holocausto, que consiste en ofrecerse uno mismo a Dios, con la entrega y consagración a Dios. Esa es una muestra del deseo de Abraham de tener comunión con Dios. Dios se apareció a Abraham y éste se entregó a Dios. Ese es el deseo de Dios: una entrega a Él, como lo señala Romanos 12: 2. Esta vida de comunión de Abraham con Dios, le habilitó para conocer y obedecer más cabalmente a Dios. 

• ¿Disfruta usted la comunión con Dios?