Jesús: Nombre Sobre Todo Nombre Muestra

Jesús sobre nuestra voluntad 

No hay nada más difícil que rendir nuestra voluntad. Lo podemos ver ejemplificado en varios aspectos de la vida. Por ejemplo, cuando planeamos un viaje queremos que el itinerario se acople perfectamente a la forma en la que lo estipulamos. Al momento de escoger el restaurante donde queremos comer, esperamos que nuestros acompañantes deseen ir al mismo lugar. En ocasiones y sin darnos cuenta queremos que nuestra voluntad se establezca por sobre la voluntad de los demás, pero es peligroso establecer esta dinámica en nuestra relación con Dios. Quizá le estamos manifestando nuestras peticiones y nos frustramos cuando Él no responde como nosotros queremos. Incluso podemos llegar a percibir que no quiso contestarnos, cuando en realidad Su respuesta fue diferente a la que esperábamos. 

Jesús fue explícito con lo que deseaba cuando oró en el Getsemaní, pues le dijo a Su padre que no quería pasar por el trago amargo de la cruz. Al mismo tiempo que le pedía eso, también manifestó Su confianza al decirle: “hágase Tu voluntad y no la mía”. 

Está bien que tengamos sueños, metas y proyectos, pero sobre todo esto, está la voluntad de nuestro Padre la cual es buena para nosotros. Aunque no entendamos algunos episodios de nuestra vida, confiemos en que Él quiere lo mejor para nosotros. Quizá estamos en un Getsemaní sufriendo lo duro de la prueba, pero no hay oración más segura que pedirle a Dios que se cumpla Su voluntad por encima de la nuestra.