El Misterio De Los Magos Muestra

   La estrella 

Se han sugerido muchas teorías acerca de lo que vieron realmente los Magos en el cielo sobre Israel. En mi opinión, las explicaciones basadas en fenómenos estrictamente naturales se quedan cortas. Si la estrella de los Magos fue una estrella natural, habría desafiado las leyes de la física. El movimiento de las estrellas normalmente recorre el cielo de este a oeste; pero la “estrella” que vieron los Magos los condujo desde Jerusalén hasta Belén, moviéndose de norte a sur, enviándolos a una casa individual. La Biblia dice que cuando la estrella llegó al lugar donde estaba el Niño, “se detuvo”, algo que las estrellas no hacen.

Es posible que lo que vieron los Magos fuera similar a algo de lo que los profetas fueron testigos cientos de años antes. Dios le dijo a Moisés: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” (Éxodo 25:8). Una vez terminado, la gloria shekinah de Dios estableció residencia en el lugar santísimo. Muchos años después, el rey Salomón construyó el templo, y de nuevo, la gloria shekinah de Dios llenó el templo de modo dramático.

La gloria de Dios reposó sobre el lugar santísimo en el templo de Salomón por cientos de años, pero Israel continuó en su pecado y rebelión. Sin embargo, a medida que se acercaba el juicio, algo mucho más trágico había sucedido ya. La gloria de Dios se apartó del templo. Se fue tan quietamente, que la mayoría de Israel ni siquiera lo notó, pero el profeta Ezequiel lo vio (Ezequiel 10). La destrucción del templo de Salomón y la conquista de la nación fueron meramente manifestaciones externas de su bancarrota espiritual.

Regresando a la estrella de Belén, cuando Ezequiel vio la gloria del Señor alejarse del primer templo, realmente pudo trazar su movimiento paso a paso. Esto suena notablemente similar a lo que vieron los pastores cuando los ángeles aparecieron y anunciaron el nacimiento del Salvador: “la gloria del Señor los rodeó de resplandor” (Lucas 2:9). Suena incluso más similar a lo que vieron los Magos que les permitió trazar el movimiento de la “estrella” hasta una dirección residencial concreta. Un cuerpo celestial natural nunca podría proporcionar tal precisión o detenerse sobre una casa en particular (Mateo 2:9). ¿Podría ser que lo que realmente vieron los Magos fuera la gloria de Dios shekinah que antes se fue y que regresaba a Israel?

Jesús vino al mundo como la “Shekinah” definitiva, la morada suprema de Dios entre los hombres. Por eso las Escrituras decían que sería llamado “Emanuel”, que significa “Dios con nosotros” (Isaías 7:14). No es extraño que multitudes de ángeles anunciaron su nacimiento y adoraron a Dios. La tierra nunca había conocido tal maravilla. Ningún espectáculo de creación o de intervención humana podría compararse con el milagro de que Dios se envolvió en carne humana e hizo su morada entre nosotros. Juan dice que “aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). Cuando celebramos la Navidad, estamos celebrando literalmente el hecho de que Dios vino a vivir entre nosotros. ¡Qué pensamiento tan asombroso!