Ágape Amor de DiosMuestra

El amor es una expresión fundamental de la madurez de la persona

Se ama desde el desarrollo personal que se ha alcanzado

Al respecto dice M. Scott Peck: “Cuando uno ha logrado extender sus propios límites, ha crecido y se encuentra en un estado mayor del ser. De manera que el acto de amar es un acto de autoevolución aun cuando la finalidad del acto sea el crecimiento de alguna otra persona”; la razón es que nada sale hacia afuera si no está adentro de nosotros primero. De allí que el amor que se extiende hacia el otro no puede separarse del amor hacia uno mismo; de donde el amor incluye el amor por uno mismo y el amor por el otro. 

Desarrollo del amor propio como base para extenderse a otros

Si equiparamos el amor con una facultad de la voluntad, entonces, ésta no puede extenderse a otros, sino no somos capaces de amarnos a nosotros mismos, pues no podemos dar lo que no tenemos. Uno extiende sus límites superándolos y esa superación implica crecimiento personal.

El amor a los otros no excluye el amor a sí mismo; lo cual no implica consagrarse exclusivamente a uno mismo en una actitud narcisista. La idea es que desde el autocuidado y la autoconsideración me habilito para dar a otros. Si me siento indigno e insignificante, amaré defectuosamente, sin real sentido de valor y aprecio por el otro. El amarse a sí mismo y el amar a otros es indivisible. El amor no sólo tiene que ver con lo interpersonal, sino también con lo que ocurra a nivel intrapersonal.

Para amar a otra persona se requiere cultivar el crecimiento y la madurez propia. Al fin y al cabo, se da de lo que se tiene, no de lo que no se tiene. Si se vive en una condición de plenitud, de eso es lo que se da; pero si la experiencia de vida es de auto-desvaloración, eso mismo es lo que se impartirá a otros. 

El límite para amar a otro es el nivel con el que uno se ama a sí mismo. Por eso la medida que Jesús nos dejó con la cual necesitamos amar a nuestro prójimo, es cuánto nos amamos a nosotros mismos: “y [ama] a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10:27b RVC).