Ágape Amor de DiosMuestra
El amor real se pone en acción más allá de las emociones
En Mateo 5:43-48, Jesús desafía a sus discípulos a amar con un estándar, humanamente hablando, demasiado muy difícil de cumplir. Sin la asistencia de Dios, resultaría frustrante y desesperanzador intentar amar a ese nivel.
Jesús nos confronta con un paradigma diferente a la percepción y tendencia natural del ser humano: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos (…)” (Mateo 5:43-44a RV60). La palabra aborrecer deriva de la palabra del griego miséo que se traduce literalmente como detestar u odiar. La Biblia nos exhorta a amar a nuestros enemigos, siendo que lo natural es odiar a los que nos hacen mal.
En este pasaje no se les pide a los creyentes para que tengan sentimientos positivos hacia sus enemigos, puesto que sobre éstos no se tiene el control. Además, pondría a los creyentes en una actitud pasiva: actuar una vez que sientan algo positivo por sus enemigos. La exhortación es a actuar en amor en favor de ellos.
Ahora, para que esta actitud o disposición de amar a los enemigos se desarrolle, se requiere de acción. El amor no surge pensando en que debo amar. El amor es dinámico e intencional. El amor surge cuando accionamos, por eso no basta con no pagar (no responder) mal por mal. Se requiere actuar con determinación y agresiva benignidad para poder desplegar un amor capaz de amar a los enemigos.
El amor para que se dé necesita de actitudes y comportamientos específicos a favor de otros, y más en el caso de los enemigos, para que pueda forjarse. El retraimiento, la resignación, la pasividad o la indiferencia no generan amor. Por eso Jesús junto con el mandamiento de amar a nuestros enemigos, nos exhorta a realizar acciones (ser proactivos) a favor de ellos, tales como: “bendigan a los que nos maldicen, hagan bien a los que nos odian, y oren por quienes los persiguen,” (Mateo 5:44 RVC).
Jesús entiende que no se puede establecer un mandamiento sobre los sentimientos, pues estos no se decretan, solo se puede generar un mandamiento sobre algo que se puede ordenar, vale decir, sobre un acto. La exhortación es a actuar en amor, no a sentir el amor. De modo que, según Jesús, primero el amor se manifiesta como una acción y luego las emociones se alinean a esa acción, y no a la inversa.
Acerca de este Plan
El amor es la virtud más importante y el mandato de Dios más apremiante. La naturaleza de Dios es amor, y todo lo que se relaciona con Él debe estar impregnado por el amor. Por lo tanto, para el creyente cristiano aprender a amar es un imperativo. El amor debe constituirse en una norma de vida por la cual el creyente se motiva y acciona.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/