Los personajes de la Pascua: Simón PedroMuestra

Cuando Jesús conoció a Simón todavía no era el Pedro que conocemos hoy, el santo cuyo nombre inspiró a niños, iglesias y ciudades. Era Simón y no estaba exactamente buscando a Jesús. Al contrario, él tenía su oficio de pescador comerciante en las costas del lago Genesaret. Simón y su hermano Andrés eran parte de una comunidad de pescadores junto a otros hermanos, Santiago y Juan. Las costas galileas eran todo lo que ellos conocían, habían crecido en Betsaida, costa noroeste. 

Según cuentan, Simón era próspero en Capernaum, vivía de vender localmente pescado en el mercado o exportarlo, en barco a Damasco por la carretera romana, a puertos del Imperio Romano por el Mediterráneo. Era dueño de una casa y estaba casado (Lucas 4:38–39). No parecía que fuese rico ni pobre pero se las arreglaba para tener una vida decente. Como la mayoría de nosotros, era una persona común, en un lugar común y según él, en un tiempo común. 

Jesús pasó mucho de Su ministerio en Galilea. Estos eran Su gente, torpes, básicos y trabajadores. Los galileos no se preocupaban mucho por las élites sofisticadas de Jerusalén y ellas le retribuían su desdén. Un hijo de Nazareth, Jesús, había hecho su base de operaciones en Capernaum, al suroeste de la región galilea. Así como Dios eligió Belén, un lugar humilde, para la llegada al mundo de Jesús, el Maestro Alfarero eligió construir Su nuevo movimiento con personas crudas y harapientas de Galilea. Normalmente, esto no sería donde reclutarías a alguien si estás construyendo un movimiento que sacudiría al mundo, pero Cristo siempre condujo a Su pueblo por lugares fuera del camino. 

No sabemos realmente cuando Jesús arribó al pueblo. ¿Se habría encontrado con Simón en el mercado o sentado al lado de él en la sinagoga? En las actividades diarias no se habrían dado cuenta de nada inusual en este carpintero. Jesús no tenía un halo sobre Su cabeza ni una flecha apuntando Su cara diciendo que era el hijo de Dios. Parece ser que la persuasión de Jesús a Pedro se fue dando de a poco, como generalmente se da en todos nosotros, una conversación por acá, otra por allá. Pero no se equivoquen porque el "Sabueso del cielo", nombrado por C.S. Lewis y el poeta Francisco Thompson, persuadió persistentemente a este espinoso galileo.