Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra
Estos dos capítulos nos narran el caminar del pueblo; avanzando por el desierto, acampando en diferentes lugares e incluso enfrentando algunos enemigos. Pero resaltan dos historias, dos historias que involucran animales; la primera, serpientes; y la segunda, una asna.
Si leemos desde el principio de Génesis, nos damos cuenta de que Dios es capaz de crear todas las cosas, todo lo que vemos y todo lo que no vemos incluyendo a todos los animales. Y en estos dos momentos en la historia del pueblo de Israel, cruzando el desierto hacia la tierra prometida, Dios usa su creación para dos momentos muy recordados.
El primer momento viene a causa de la rebeldía, una vez más, del pueblo de Israel quien vuelve a hablar mal de Dios y de Moisés. Una vez más se quejan de haber sido sacados de Egipto y una vez más reclaman que salieron al desierto a morir. Uno creería que esto ya había sido resuelto, viendo la mano de Dios todo este tiempo, pero no es así. Cuando comenzamos a quejarnos, difícilmente lo dejaremos de hacer, si no hay un verdadero arrepentimiento.
Dios decide usar serpientes ardientes, esto es, venenosas para traer muerte al campamento. Cuando Moisés intercede por el pueblo, Dios le da instrucciones de hacer una serpiente de bronce y ponerla en el centro del campamento, en un lugar donde todos pudieran verla. Con la instrucción de que aquél que fuera mordido por una serpiente, al voltear a ver la serpiente de bronce, viviría.
Jesús hablaría de esta historia para ilustrar lo que Él vino a hacer por la humanidad, Él sería levantado y cualquiera que ponga su fe en Él, vivirá.
Esta es nuestra historia. Tenemos un veneno que nos está llevando a la muerte, el pecado, y Jesús vino a acabar con él dando su vida por nosotros. Si creemos que Jesús es el hijo de Dios, viviremos.
La segunda historia involucra a un profeta llamado Balaam, quien neciamente termina yendo con los hombres que lo buscaron después de recibir instrucciones de Dios de no ir con ellos. Al ir, la asna en la que iba montado no le obedece. Balaam la azota hasta que ella ya no quiere avanzar. Y a todos nos sorprende que la asna comienza a hablar, pero a algunos de nosotros nos sorprende más que Balaam le conteste. ¿Cómo se pone a dialogar con ella? ¿Será que su necedad lo hizo salir de la realidad?
Y así fue, la asna vio lo que él no vio, y Dios tuvo que abrir sus ojos para darse cuenta que el ángel del Señor le había cerrado el paso a él y a su asna. Cuando somos necios, terminamos ciegos y hablando con quien ni siquiera es cuerdo hablar. No seamos tan necios como para que Dios haga hablar a cualquiera para detenernos.
Escrituras
Acerca de este Plan
Leamos juntos el Antiguo Testamento y sigamos conociendo y dando a conocer a Jesucristo a través de las Escrituras.
More
Nos gustaría agradecer a Semilla de Mostaza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.semillamexico.com/