Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra

Después de la rebelión de Coré, pensaríamos que Dios iba a desechar a esta tribu puesto que tenían una de las tareas más importantes y sagradas, servir en el templo. Pero no fue así. El capítulo 18 reafirma la tarea que tienen, y no sólo se les da instrucciones acerca de lo que tienen que hacer. También les dice que estarán provistos con todo lo necesario. Para mí, lo más hermoso es que Dios les dice: Yo seré tu parte, yo seré tu herencia; tu porción.

Cuando fallamos Dios no nos desecha, Dios nos da la oportunidad de venir arrepentidos y restaura nuestra relación con Él, y aun tiene planes para cada uno de los que fallamos. Pero la sorpresa que encontramos una y otra vez es que Él mismo, nuestro Dios, es nuestra porción. 

Así mismo, Dios siempre nos da la oportunidad de ser limpios. Esto gracias a su amor y misericordia; gracias a su sacrificio.

1 Juan 1:9 dice: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Él puede limpiarnos. ¿Será que lo necesitamos?

La lectura del día de hoy termina, una vez más, describiendo a un pueblo necio y rebelde; una vez más quejándose, ahora pidiendo agua. Dios les había acompañado todo el tiempo, nunca les había faltado nada, pero ellos siguen rebelándose contra Él. 

Y al parecer, Moisés cae en el juego del pueblo ya que no sigue la instrucción de Dios de hablarle a la roca para que les proveyera de agua. Moisés decidió golpear la roca y esto le impidió entrar a la tierra prometida junto con la nueva generación.

Definitivamente, al escuchar a Dios hablarnos, es muy importante obedecer. Recuerda que no obedecemos para recibir el favor de Dios. No. Le obedecemos porque ya hemos recibido su favor y su amor. Quizás, personalmente, nos perdamos de cosas maravillosas que Dios quiere hacer en nosotros por nuestra falta de obediencia.