Persiguiendo La GrandezaMuestra

Hombre del Reino

Como hombre, eres el líder. Ya sea que quieras o no. Si eres un hombre, le guste o no, eres un líder por puesto. Puede ser que seas horrible por práctica, pero por puesto lo han llamado para liderar. Eso es lo que implica el llamado adámico. Dios creó a Adán antes que a Eva porque él iba a ser responsable, tanto de gobernar como de liderar. A Adán se le dio su llamado a cultivar y cuidar el jardín antes de que Eva fuera creada. Y, como resultado, fue a Adán a quien Dios buscó cuando tanto Adán como Eva lo habían desobedecido.

Esto se debe a que Adán fue el último responsable. Como hombre, usted está en última instancia responsable de aquellos dentro de su dominio. La forma en que lidere jugará un papel importante en la bendición o la desaparición experimentada por aquellos dentro del reino que lideras. Puede llevar a los que están bajo su cuidado a un lugar de prosperidad o puedes llevar a los que están bajo su cuidado a un lugar de caos. Depende de usted cómo se desarrolla su reino.

Pero liderar bien no es una llamada que hagas un día y luego lo olvides. Gobernar bien es una habilidad para toda la vida forjado en el fuego de la fidelidad y la dedicación. No lideras bien simplemente porque crees que es algo increíble. Para ser el hombre del reino para el que has sido diseñado, debes presentarte día tras día, año tras año, década tras década, de forma intencionada y constante. Aplicarte en liderar bien tu reino.

Tu compromiso de cumplir con las expectativas de aquellos a quienes diriges debe inspirar a aquellos que están a tu cargo a vivir con un nivel aún mayor de dedicación para cumplir con lo que el Rey del Universo los ha llamado a hacer. Recuerda siempre que muchas mañanas estarán determinadas por lo bien que lideres hoy.