La armadura de DiosMuestra

De harapos a justicia

Nuestra justicia humana es como un trapo sucio, pero la Justicia de Jesús es a prueba de balas. La Justicia es más que solo perdón. Es pararse en rectitud delante de Dios. Jesús tomó nuestro pecado de forma que nosotros fuésemos llamados justos. Jesús no fue pecador, pero Él cargó nuestros pecados en la cruz para que nos llamaran justos en Él. Yo no soy justo por mí mismo. Jesús murió en la cruz asumiendo la culpa de mis pecados en sí mismo de forma que yo pueda ahora vivir como justo. La coraza de justicia es un poderoza protección en contra de la condenación del maligno.

Si la salvación proteje nuestras cabezas/mentes, la justicia proteje nuestros corazones. Si nuestro corazón nos condena, tenemos algo más grande que nuestro corazón... la sangre de Jesús. La cruz es más grande que nuestro corazón: por esto es que la justicia de Jesús proteje nuestros corazones.

Gracias a la justicia, somos confiados como un león (Proverbios 28:1), estamos firmes sin caer (Salmos 112:6), y nos levantamos después de caer (Proverbios 24:16). Benditos son los que desean la justicia (Mateo 5:6). Dios libra al justo de la aflicción (Salmo 34:19). Reinamos en la vida por medio de la Justicia (Romanos 5:17).

Cada creyente tiene esta justicia, pero no todos los creyentes se visten de Su Justicia. Esto significa que no son conscientes de quiénes son en Cristo.

La mayoría de nosotros vive con una conciencia de pecado, no con una conciencia de justicia. Como resultado de esto, recibimos muchos ataques espirituales en nuestro corazón. El diablo ataca nuestro corazón porque no estamos "vestidos" de justicia. Es tiempo de desechar los trapos viejos de nuestra propia justicia y ponernos Su Justicia.

Cree que eres justo. Si no sientes que sea así, mira a la cruz. No es como te sientas sino que lo creas.

Confieza que eres justo.

Recuerda constantemente que eres justo en Cristo Jesús. Este es tu vestuario real.

Este es tu código de vestimenta para la guerra espiritual.