La armadura de DiosMuestra

Tengo una scooter Honda de 49cc, que uso para moverme en la ciudad, ir al trabajo o visitar mi familia en días calurosos. Su velocidad máxima es de 50 - 60 km/h. En el estado donde vivo, la ley exige el uso de cascos cuando se conducen motocicletas. El verano pasado, mientras conducía hacia mi lugar de trabajo y de regreso, me autoconvencí con excusas de que no necesitaba usar un casco. Me avergüenza admitir que por varias semanas estuve conduciendo mi motocicleta sin un casco. Y no era porque no tuviera uno; de hecho, tenía tres cascos diferentes. Simplemente era que no me lo quería poner. Una vez, mientras conducía de regreso a casa en un maravilloso día de verano, un oficial de policía me siguió a casa y me multó.

Bueno, la multa que recibí no fue porque no tuviera un casco: me multaron porque no estaba usando un casco. Por supuesto que es mucho más simple recibir una multa que terminar en un accidente con una herida en la cabeza. Desde entonces, siempre me aseguro de usar casco cada vez que monto mi motocicleta. Me pregunto por qué tantos creyentes hacen lo mismo con la armadura de Dios. La tenemos; simplemente no nos la ponemos. Como resultado de no usar nuestra armadura espiritual, no estamos caminando en la victoria que Jesús compró para nosotros con Su preciosa sangre.

Todos los días recibimos multas espirituales, esencialmente, cuando luchamos contra ataques espirituales. Somos incapaces de permanecer firmes contra los engaños del diablo, resistir la maldad del día a día, incapaces de resistir todos los dardos del maligno, y somos constantemente heridos y acosados por el enemigo. Nuestro problema no es que no tengamos la armadura de Dios; nuestro problema es que no la estamos usando.

No guardes la armadura de Dios en tu mente, necesitas "vestir" tu mente y tus acciones con ella.