Los hijos... ¡grandes maestros!Ejemplo
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Día 5
Lo que aprendí acerca de ser mejor persona
¿Qué madre que ama a sus hijos no daría la vida por ellos? Las osas polares pasan hambre a cambio de alimentar a sus cachorros, las hembras delfín no duermen durante días, a cambio de ejercer de centinelas para sus retoños y algunas arañas, por cuidar de sus crías, acaban siendo devoradas por estas. El instinto maternal nos impulsa a protegerlos si es necesario, aunque nos cueste la vida. Creo que después del amor de Dios, está el intenso y puro amor de una madre.
Ser madre ha provocado una gran transformación en mi vida. El solo hecho de saber que mis hijos dependen de mí, que necesitan de mis cuidados, de mi ejemplo, de mi guía, hace que yo desee ser mejor cada día. Soy consciente de que en el camino he cometido y cometeré errores, pero eso no amilana mis ganas de hacer mi trabajo como mamá de la mejor manera posible.
Hay días en que siento que no lo estoy haciendo bien, que necesito ser más pasiva, más comprensiva con mis hijos. Hay días que son muy fuertes, retadores, tanto física como mentalmente. Lo que deseo es que se acabe ese día y llegue el siguiente, donde posiblemente me sentiré más positiva ante el reto de la crianza. Me imagino que hay días en los que te sientes igual. Pero cuando vemos sus sonrisas, sentimos sus abrazos y los escuchamos decir “te amo”, nos damos cuenta de que lo estamos haciendo bien. Vamos aprendiendo día a día a conocernos y a conocerlos para lograr tener una buena relación como madre e hijos.
Sin embargo, a las madres no nos vendría nada mal una dosis extra de paciencia.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe…”(Gálatas 5:22)
Saber que el Espíritu Santo nos ayuda a obtener el fruto de la paciencia es una buena noticia, No estamos solas. Oremos a Dios para que su Espíritu more en nosotras y seremos recompensadas con este fabuloso rasgo del carácter de Cristo: la paciencia.
Ser madre me ha enseñado a verme tal como soy, a identificar mis debilidades para poder trabajarlas y a sorprenderme de las virtudes que poseo. Ser madre ha marcado un antes y un después en mi vida. Puedo decir que soy otra mujer. Te invito a vivir tus días con grandes expectativas con relación a lo que Dios te quiere mostrar, ya sea a través de tus hijos, esposo, familiares, amigos, a quien Él quiera usar. Oro para que Dios nos permita sensibilizar nuestro corazón para aprender a verlo y sentirlo en la lluvia, el sol, una flor y hasta una canción. Los hijos llegan para mostrarnos muchas cosas del amor de Dios que desconocemos, los hijos son grandes maestros, solo debemos estar dispuestos a aprender.
Si quieres seguir leyendo más sobre este tema puedes conseguir el libro Los hijos... ¡grandes maestros! de la autora de este plan, Amneris Meléndez en Amazon, tanto impreso como digital. Muchas bendiciones.
Acerca de este Plan
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Soy madre de dos niños y son mi mayor alegría. A través de este plan quiero transmitirles qué aprendí de mis hijos en sus primeros años de vida. La maternidad cambió mi vida y de seguro cambió la tuya también. Descubre diariamente las enseñanzas que nos da la maternidad y podrás decir cómo yo: Los hijos son grandes maestros.
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Nos gustaría agradecer a Amneris Meléndez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.amnerismelendez.com