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Los hijos... ¡grandes maestros!Muestra

Los hijos... ¡grandes maestros!

DÍA 1 DE 5

 Día 1

Lo que aprendí acerca de la dependencia

El día que realizaron la operación en el corazón de nuestro pequeño hijo Ryan, con tan solo dos meses de nacido, experimenté el mayor de los miedos que podemos sentir los padres. Pensamos que podemos resolver todos los problemas de nuestros hijos, que podemos evitar que sientan dolor o sufran, pero no está en nuestras manos controlar todo lo que les tocará vivir. Esa mañana, el cirujano y el anestesiólogo se acercaron a nosotros para indicarnos que ya estaban listos para comenzar con el procedimiento. Inmediatamente, una enfermera se llevó a mi bebé, a quien escuché llorar hasta que entró a Sala de Operaciones y regresó el frío silencio del hospital. Mi esposo y yo nos abrazamos llorando, con el miedo de no volver a verlo.

¡Qué impresionante es ese sentimiento de protección que inspiran los niños! Se hace más agudo si se trata de nuestros hijos, ya que definitivamente hay un lazo más fuerte que con cualquier otro niño que no sea nuestro. Está en nuestra naturaleza protegerlos.

De igual manera, depender de sus padres está en la naturaleza de los hijos. Cuando dependes de algo o alguien, sientes que no puedes vivir sin esa fuente que apoya tu dependencia. Me impresiona la definición que encontré en el diccionario de la Real Academia Española: dependencia es la subordinación a un poder mayor. Subordinación significa sumisión, obediencia, acatamiento, respeto y sometimiento.

Esa relación tan estrecha de dependencia de mis hijos en mí, me dio una enseñanza espiritual. ¿Por qué? Porque puedo entender que, así como mis hijos dependen de mí, yo debo depender totalmente de Dios. Yo necesito de Dios, de sus cuidados y de su amor; de su mirada tierna, de sus consejos y de su compañía. Si el día que operaron a mi hijo me hubiese dejado llevar por el miedo que sentía cuando se lo llevaron, la historia quizás no sería la misma. 

No importa la situación que puedas estar viviendo como madre y los retos que enfrentes. Recuerda que para Dios no hay imposibles, que dependemos de Él, que es nuestra fortaleza y es nuestro Padre amado.

Depender de Dios no significa cruzarnos de brazos y no hacer nada. Depender de Dios es caminar confiados hacia nuestro propósito, sabiendo que contamos con su respaldo, su presencia protectora y su amor que transforma todo a nuestro favor. 


Día 2

Acerca de este Plan

Los hijos... ¡grandes maestros!

Soy madre de dos niños y son mi mayor alegría. A través de este plan quiero transmitirles qué aprendí de mis hijos en sus primeros años de vida. La maternidad cambió mi vida y de seguro cambió la tuya también. Descubre diariamente las enseñanzas que nos da la maternidad y podrás decir cómo yo: Los hijos son grandes maestros.

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Nos gustaría agradecer a Amneris Meléndez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.amnerismelendez.com