Los hijos... ¡grandes maestros!Muestra
Día 2
Lo que aprendo acerca de la seguridad y el refugio
He pasado muchas horas con mis hijos en brazos, atendiendo sus necesidades, riendo con sus ocurrencias. He sido mamá, amiga, maestra, enfermera, cocinera, payasa y todo lo que puedas imaginar. Muchos de mis mejores momentos han sido cuidando a mis hijos. Esos momentos, de seguro, se convertirán en hermosos recuerdos y en una base sólida para el resto de sus vidas.
Los niños necesitan saber que son amados por sus padres y la manera de demostrárselo es a través de las caricias, el tono de voz, los abrazos, gestos, miradas, palabras, el juego, además de la atención y los cuidados que debemos prestarles siempre. Todas esas acciones aportan a cómo serán las relaciones futuras de nuestros hijos.
Cuando nos convertimos en padres, mi esposo y yo, decidimos que criaríamos a nuestros hijos bajo el método de la crianza con apego. Para nosotros el apego de un hijo con sus padres es lo que hace a un niño seguro e independiente.
Mi hijo mayor Abner, cuando pequeño era muy sensible a los ruidos y solía asustarse mucho. Cuando eso sucedía, instintivamente corría a buscar refugio en mis brazos, no corría a esconderse bajo una mesa. Él sabe que los brazos amorosos de mamá están siempre para recibirlo y hacerlo sentir protegido, aunque ya tenga 11 años. Como madre eso me hace sentir feliz, pues creo que dentro de mis capacidades lo estoy haciendo bien.
La crianza de apego que desarrollé con mis hijos fortaleció mi relación con Dios; quise apegarme mas a Él. Entonces me di cuenta de que Dios es el precursor de la crianza con apego.
“Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás Seguro; Escudo y adarga es su verdad”. (Salmo 91:4)
Dios nos cuida bajo sus alas, su presencia es protectora para nosotros, de la misma manera que la nuestra debe serlo para nuestros hijos. Si como cristianos vemos y vivimos el amor de Dios en nuestras vidas, ¿cómo no entender que debemos actuar siempre en amor para con los demás? Los niños son nuestra responsabilidad. Tenemos que criarlos de tal manera, que sus vidas estén llenas de amor y sean impactadas de manera positiva con nuestro ejemplo.
Hay un refrán que dice: “Lo que uno aprende con suavidad lo recuerda con amor. Lo que uno aprende a la fuerza lo recuerda con dolor”.
¿Quién me enseña a amar si no es Dios? Si Dios nos brinda amor, seguridad, fortaleza, sustento y ayuda… ¿no debemos hacer eso mismo por nuestros hijos?
Escrituras
Acerca de este Plan
Soy madre de dos niños y son mi mayor alegría. A través de este plan quiero transmitirles qué aprendí de mis hijos en sus primeros años de vida. La maternidad cambió mi vida y de seguro cambió la tuya también. Descubre diariamente las enseñanzas que nos da la maternidad y podrás decir cómo yo: Los hijos son grandes maestros.
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Nos gustaría agradecer a Amneris Meléndez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.amnerismelendez.com