Palabras CuidadasMuestra
Día 3- Hablarme bien
Las palabras son semillas. Tremendas y poderosas semillas. Presta atención
Comenzó este día. ¿Cuál fue la primera frase que salió de tu boca?
Por supuesto, luego del ya clásico “¿Cómo? ¿Ya sonó el despertador? Quiero dormir un ratito más”. No pidamos milagros ni grandes frases de aliento en el marco de ese shock inicial.
Pero al comenzar a despabilarte, ¿cómo se comenzó a construir tu autodiálogo?
¿Qué declaraste con respecto a este día?
Y también preguntarte, ¿qué tipo de comentarios prevalecieron en tus labios durante el día de ayer?
¿Qué estás declarando con tus palabras acerca del futuro?
Lo que abunda en nuestro corazón es lo que determina nuestra forma de hablar. Lo que expresamos en la vida cotidiana y lo que nos decimos a cada momento refleja nuestras principales creencias.
Nos estamos hablando todo el tiempo.
Así, como también recibimos comentarios todo el tiempo. Y si bien aquello que nos dicen tiene su impacto en nuestra mente, coincido con las expresiones de la autora y conferencista cristiana Joyce Meyer, extraídas de su libro “¡Esta boca mía!”: “No hay palabras que tengan mayor autoridad en nuestra vida que las propias”.
Lo que nos decimos sana o quebranta nuestro espíritu.
Lo que nos decimos nos lleva hacia delante o nos paraliza.
Lo que nos decimos abre caminos de esperanza o nos condena.
No estoy defendiendo el concepto “Habla y lo dicho sucederá”. Si fuese así, en el mundo ya no existirían los hipocondríacos, por sólo citar un ejemplo; ellos viven afirmando que tienen enfermedades, y no por eso, cada uno de ellos se termina enfermando y muriendo.
En lo que sí creo con mucha firmeza es que nuestro bienestar emocional y nuestras conductas (que pueden influir positivamente en los resultados), dependen en gran medida de esta conversación con nosotros mismos.
Cree y declara palabras de fe. Actúa con fe. No vivas prestándole atención a lo malo de tu pasado o de tu presente, sino a las nuevas cosas que Dios quiere hacer en tu vida. Abre nuevos caminos con tus labios.
Y aquí, como en tantos temas de la vida, el orden de los factores altera el producto: Puedo construir conexiones saludables con los demás cuando, previamente, he construido una conexión edificante con mi sistema de creencias y con mi forma de hablar.
Dr. Gustavo Bedrossian
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Nos resignaremos a que algo tan bello como la palabra, sublime creación de Dios se use para hacer tanto daño? Nuestro modo de hablar puede marcar una diferencia en nuestras familias, lugares de trabajo, iglesias, y todo lugar que pise la planta de nuestros pies. Palabras Cuidadas, plan surgido del libro que ella este mismo nombre, te invita a transitar un camino hacia la salud emocional y la salud comunicacional.
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Nos gustaría agradecer a PsicoRecursos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.psicorecursos.com.ar