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Manejo del estrés: ¡No te preocupes!

La principal fuente de estrés en tu vida no es el trabajo. Es preocupacion El trabajo no te mantiene despierto por la noche; la preocupación lo hace.

Dios tiene muy claro en la Biblia lo que piensa sobre la preocupación. Filipenses 4:6 dice, “Por nada estéis afanosos” (RVR1960).

¿Por qué necesitas dejar de lado tu preocupación?

La preocupación no es razonable por un par de motivos. Primero, la preocupación exagera el problema. ¿Te has dado cuenta de que si alguien dice algo malo sobre ti, cuanto más lo piensas, más grande se vuelve? En segundo lugar, la preocupación no funciona. Preocuparse por algo que no puedes cambiar es inútil. Y preocuparse por algo que puedes cambiar es tonto. ¡Solo ve a cambiarlo!

La preocupación no es natural. No hay preocupados natos. Puedes pensar que sí, pero no lo eres. La preocupación es algo que aprendiste. Dado que la preocupación no es natural, tampoco es saludable. Tu cuerpo no fue diseñado para manejar la preocupación. Cuando la gente dice: "Estoy muy enfermo", dicen la verdad. Los médicos dicen que mucha gente podría salir del hospital hoy si supieran cómo deshacerse de la culpa, el resentimiento y la preocupación. Proverbios 14:30 dice, “El corazón apacible es vida en la carne” (RVR1960).

La preocupación es inútil. La preocupación no puede cambiar el pasado y la preocupación no puede controlar el futuro. Todo lo que hace es desordenar el hoy. Lo único que cambia la preocupación es a tí. Te hace miserable! Nunca ha resuelto un problema. Es inútil.

La preocupación es innecesaria. Dios te hizo, te creó, te salvó y puso su Espíritu en ti. ¿No crees que él se encargará de tus necesidades? No hay que preocuparse.

El primer paso en el manejo del estrés es negarse a preocuparse por cualquier cosa. ¿Por qué? Porque es irracional, antinatural, inútil e innecesario.

La Biblia dice en 1 Pedro 5:7, “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (RVR1960).

Dios personalmente se preocupa por ti y por tus necesidades. ¿Sabes todas esas cosas por las que estás estresado, ansioso y preocupado? Déjalo ir. Dáselo a Dios.