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Tu Misión: Ayudar a otros a entrar en la familia de Dios

Si eres seguidor de Jesucristo, Dios te ha dado una misión en este mundo. No estás aquí solo para ocupar espacio; no estás aquí solo para luchar por tus propios objetivos personales.

Tienes una tarea de Dios mismo. Una vez que estás en la familia, tu vida cambia. Tienes una nueva razón para vivir. Tu vida ya no se trata de ti; se trata de la misión de Dios.

Y tu misión encaja en la misión de Dios para toda la historia. Dios creó todo en el universo porque quería una familia. No necesitaba la Tierra. No necesitaba los otros planetas. No necesitaba las estrellas. Lo creó todo porque sabía que algunos de nosotros elegiríamos voluntariamente ser parte de su familia.

La misión que Dios le dio a Jesús, él ahora se la da al cuerpo de Cristo — la iglesia. Él quiere que ayudemos a que otras personas formen parte de su familia. Jesús lo dijo así: “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (S. Juan 17:18 RVR1960).

Una vez que conocemos a Jesús, ¡tenemos que ir! Debemos decirle a nuestros amigos y familiares sobre él. Pero no podemos parar allí. Dios nunca ha hecho a nadie que no quiera que se salve. Él ama a todos, en todo el mundo.

Dios quiere que vivamos su misión en todas partes: en nuestras familias, nuestras comunidades y nuestro mundo. Su misión para tu vida es global y local. La Biblia dice, “Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz a las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra’” (Isaias 49:6 RVR1960).

Ese es el plan de Dios para el mundo. Esa es su misión para ti. Quiere que todos en la Tierra lo conozcan. Y él quiere usarte para ver que eso suceda. Dios no solo dijo eso a misioneros o pastores. Si estás en su familia, ¡él te dio su misión!