El crecimiento es esencial en la vida espiritualMuestra

El crecimiento espiritual se evidencia en la estabilidad – Parte I

Madurar en estabilidad. Ese crecimiento tiene una expresión y evidencia en la vida emocional. El creyente necesita madurar en estabilidad emocional.

Efesios 4:14 no dice “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”. Quien se niega a crecer se queda como un niño espiritual; inmaduro en las cosas espirituales; fluctuante.

Lamentablemente algunos creyentes no crecen, tan sólo envejecen. “Están atascados en una infancia espiritual perpetua, permaneciendo en pañales y zapatitos de lana porque nunca tuvieron la intención de crecer” (Rick Warrren, Una Vida con Propósito, 2002).

¿Qué caracteriza a un creyente que no crece?

• Es un creyente inmaduro y fluctuante, y como tal es inseguro, inestable 

Como lo expresa Pablo, es un niño fluctuante llevado por todo viento de doctrina. Sin arraigo espiritual. Pablo les dice a los Efesios que, precisamente, el objetivo de crecer es dejar ser niños fluctuantes (Efesios 4:14).

• Es un creyente falto de entendimiento

Incapaz de discernir las verdades profundas de la palabra de Dios. Incapaz de alimentarse por sí mismo. “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía “(1ra. Corintios 3:1,2). 

• Es un creyente incapaz de ejercer sus sentidos espirituales para discernir el bien del mal

El creyente maduro, como “el sabio ve el mal y se aparta”; pero el creyente inmaduro no es capaz de distinguir el mal del bien. Hebreos 5:14.