El crecimiento es esencial en la vida espiritualMuestra
Sin estabilidad emocional no hay desarrollo de habilidades y talentos – Parte II
Por otra parte, sin estabilidad y madurez emocional y espiritual no se pueden desarrollar plenamente los talentos naturales, ni los dones espirituales. Se requiere de una plataforma emocional sana y madura que sostenga en el tiempo el esfuerzo para desarrollar habilidades y destrezas. Sin madurez emocional, se puede llegar muy lejos, pero difícilmente la persona se puede mantener ahí. Sin estabilidad y madurez emocional se termina cayendo en la inconstancia y en la incongruencia. Dice la autora Joyce Mayer: “La estabilidad desata la habilidad”. En otras palabras, se requiere de madurez emocional, que facilite el despliegue de las capacidades.
La estabilidad (o falta de ella) afecta tu testimonio
La estabilidad afecta tu testimonio en forma importante. Cuando una persona es estable, se convierte en una persona confiable para otros. Se hace predecible a otros, aunque no predecible en términos de ser aburrido o monótono, sino en función de que la gente sabe que esperar de una persona estable, porque es consecuente y, por ende, congruente. Eso es integridad básica; no hay forma de vivir en integridad si carecemos de estabilidad. La falta de estabilidad nos hace parecernos al hombre de doble ánimo de que habla la epístola del apóstol Santiago: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8).
La falta de estabilidad abre paso a la hipocresía y el doblez de ánimo. La estabilidad o falta de ella se nota en las actitudes, en los comportamientos y en las convicciones. Cuando no somos estables, nos volvemos impredecibles para otros: la gente no sabe que esperar de nosotros y, en consecuencia, ponemos mucha ambigüedad e incertidumbre a las relaciones. Por otra parte, la estabilidad deviene a la larga en confianza. La confianza es el combustible que hace andar las relaciones. La estabilidad redunda en congruencia, lo que nos hace predecibles, lo que genera confiabilidad, y ésta última deriva en confianza. Y la confianza sostiene las relaciones.
Escrituras
Acerca de este Plan
El crecimiento espiritual no es automático. Requiere compromiso intencional. El creyente necesita desear crecer, decidir crecer, hacer un esfuerzo para crecer y persistir en el crecimiento. Si no está comprometido con llegar a ser la persona que Dios le ha llamado a ser, no habrá crecimiento en su vida. Dios pone a disposición del creyente los medios para el crecimiento espiritual, pero la persona debe resolverse a crecer.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/