Liderazgo desde ceroMuestra

(re)Construyendo desde lo profundo

Después de la primera victoria militar de Saúl, el profeta Samuel le recordó a los israelitas que Dios es su verdadero Rey, y que tanto el Rey como todas las personas deben temerle al Señor y servirle fielmente.

Permite que eso sea una declaración que se arraigue verdaderamente en nuestros corazones y en nuestras mentes. Cuando le tememos al Señor verdaderamente, somos llenos de una reverencia admirable y profunda en quien es Él, y le servimos fielmente con TODO nuestro corazón. Este es un tipo de honor y respeto total y profundo. Significa que Dios necesita ser nuestro todo.  

Fuera del amor y la gracia, Dios no quiere estar en el segundo lugar en nuestras vidas. Él sabe lo que le sucede a sus queridos hijos cuando olvidamos cuán grande es Él. Nosotros también nos volvemos como Saúl rápidamente, manipulando las reglas aquí y allá en un esfuerzo por volver a controlar nuestras propias vidas, alejarnos de nuestro llamado y finalmente luchar en vano para continuar construyendo nuestra identidad definida y nuestro propósito a través de nuestros propios esfuerzos.

Mantener a Dios primero en nuestras vidas significa que seguiremos teninedo la fe segura de que las promesas de Dios son ciertas, incluso cuando nuestros ojos no pueden verlas o cuando nuestros corazones se cansan y se desgastan. Aún así, se nos prometió que las luchas respecto a nuestra fe valdrán la pena al final. 

A lo largo de los años, han habido muchas cosas en mi propia vida que he tenido que remover, que he tenido que destronar dolorosamente de ser el centro de mi confianza. Cuando el dolor se deriva de pecados personales y errores, puedo entender ciertamente que tendré que luchar para regresar al camino y recentrar mi base en el amor, justicia y misericordia de Dios. Pero cuando el mundo empieza a desmoronarse sin entender por qué, la tensión puede volverse más confusa. 

Las luchas que nos obligan a mantenernos firmes en la fe suelen ser las que no entendemos y las que no podemos racionalizar. Son las que se ven borrosas… y por más que lo intentamos, no podemos enfocarnos en la situación por nuestras propias fuerzas. Aquí es donde los líderes necesitan replantear el potencial de la lucha a través de la perspectiva de Dios. Es cuando tenemos la oportunidad de construir nuestra resiliencia.

Cuando tu fe está puesta en Dios, el único Rey, quien renunció a todo para salvarte, puedes descansar seguro en que la lucha no te aplastará. La lucha no te destruirá. La lucha no será tu fin.

Cuando tu fe por alcanzar lo imposible está arraigada profundamente en Aquel quien colocó cada estrella en el cielo y te tejió a la matriz de tu madre, tú puedes y podrás mover montañas.

“Hermanos y hermanas mías, considérenlo solo como alegría, cada vez que caigan en las varias pruebas. Tengan la seguridad de que la fe probada [a través de la experiencia] produce resistencia [que conduce a la madurez espiritual y a la paz interior].” James 1:2-3 (Versión Amplificada)

Así es, paz interior.  

Algunas traducciones de ese versículo se leen como perfección y terminación...

Permite que esa promesa penetre en ti ahora mismo. (Y repítela en voz alta varias veces.)  

Líderes, luchen para mantener a Dios como su única seguridad en sus vidas, especialmente en medio de la tensión y de los nuevos caminos. Recuerden que cualquier problema que enfrenten o cualquier fracaso que hayan tenido no podrá ser más grande su Dios. Cuando mantienen sus ojos arriba y en Dios, tienen la seguridad de que su base será sólida, fuerte e inquebrantable.  

Acciones de liderazgo: 

• ¿Qué situación estás viendo "en parte" ahora mismo y que necesite algo de fe y perspectiva? Nómbralo y cuéntaselo a Dios. No dudes en hacerlo. Extiende tus manos, con las palmas abiertas. Permítele que tome el peso de donde te quedaste corto y conviértelo en una hermosa historia de redención. (…¡y si te das cuenta de que estás tratando de retractarte, repite este consejo a menudo!)
• La mayoría de la gente no habla activamente sobre nuestros defectos y luchas, particularmente en nuestra cultura conciente de la imagen y del juicio rápido. La gente a menudo camina con el peso invisible de varios fracasos colgando de ellos. Compromete esta semana a pasar tiempo intencional con Dios pidiéndole que te revele a alguien a quien puedas acompañar y alentar.