Me movieron el pisoMuestra

 “Me movieron el piso” es una frase popular que usamos para decir que un suceso inesperado y fuerte nos ha estremecido la vida. El piso es lo habitual, lo de siempre, la ruta que nos sabemos de memoria. Quizás caminabas segura y esperanzada de que el futuro te traería lo mejor, pero la crisis llegó sin invitación y te movió el piso, alterando tu mundo. Al mirar los efectos te das cuenta de que nada está como estaba antes, ni siquiera tú misma. El caos reina y tu sentido de impotencia es opresivo. Lloras y protestas, sobrecogida por la frustración, porque de golpe te sientes sola, inadecuada e indefensa. 

Pero hay algo positivo en medio de todo, y es que una movida de piso puede también empujarte a separar lo importante de la vida de lo que no lo es. Solo que en lo recio de la lucha es demasiado pronto para saberlo. A todas se nos ha movido el piso alguna vez. A todas nos sobrevienen cambios sorprendentes que trastocan o aplazan nuestros sueños. ¿Cómo nos levantarnos de esa devastación?

¡Que reconfortante es saber que el Señor tiene la palabra el aliento que necesitamos en esta hora! En el libro de Jeremías, Él compara su pueblo de Israel con una mujer triste y abandonada, a quien le dice: “Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda’ (Jeremías 31:6) 

¿Te has sentido como esa mujer de la que nadie se acuerda? Posiblemente has vivido sirviendo, dando y amando, pero las acciones de alguna persona cercana y amada te movieron el piso tan directamente, que alteraron el curso de tu vida. Puesto que no es algo que elegiste tú misma, te sientes atrapada en una cárcel que otro construyó para ti. No cedas ante el desánimo. Ten la seguridad de que el Señor guarda en su mano la llave que te abre la puerta hacia la libertad. 

Acompáñame en esta ruta de la esperanza, mientras haces tuya la promesa de salud y bendición que el Señor te ha dado en ese hermoso pasaje de Jeremías 31:6