Cómo manejar mi enojoMuestra

La ira es tonta

Además de decirnos que la ira es pecaminosa y peligrosa, la Biblia dice repetidamente algo más sobre la ella. Llama a esta emoción una tontería. Un proverbio bíblico dice que una persona de temperamento rápido muestra insensatez. Otro proverbio dice que los tontos dan plena expresión a su ira. De la misma manera, otra Escritura hace eco de este sentimiento diciendo que la ira se sienta en el regazo de los tontos.

Estas son algunas declaraciones bíblicas muy fuertes. De hecho, estas verdades definitivamente deben afectar nuestro ego. Después de todo, nadie quiere ser llamado un tonto por Dios mismo. Así que tenemos que preguntarnos: ¿Por qué es insensata la ira? La respuesta está en las mismas Escrituras que hablan de la locura de la ira. Cada vez que el Libro de Proverbios describe la ira, también la contrasta con la paciencia. La ira es una emoción poderosa que nos consume. De hecho, la Biblia conecta la ira con la ansiedad y dice que conduce al mal. Cuando estamos enojados, estamos abrumados por esta emoción y no podemos pensar en otra cosa. No podemos razonar y ver otras opciones o soluciones a una situación. Nuestra mente dice, «A mi manera las cosas se hacen bien», y todo nuestro cuerpo entra en un «modo de lucha». Esto sucede porque nosotros, nuestro orgullo o nuestras opiniones, se sienten amenazados. Cuando estamos enojados, queremos atacar a la persona que nos hace sentir así.

Esto, sin embargo, es una tontería. Puede que no estemos amenazados. Las personas que no están de acuerdo con nosotros podrían tener una mejor solución al problema. Incluso si otros se equivocan y los atacamos con ira, no nos escucharán, solo querrán defenderse. Es por eso por lo que la Escritura dice que la ira causa esfuerzo. La paciencia, sin embargo, es lo opuesto a la ira.

La paciencia nos dice que pensemos, que adoremos, que sopesemos todas las opciones y que esperemos la mejor solución a una situación. Cuando presentamos pacientemente nuestras opiniones a los demás en lugar de atacarlos con ira, podrían estar mucho más inclinados a escucharnos. Cuando somos pacientes, mantenemos nuestra mente y nuestro cuerpo alejados del estrés innecesario que nos causa la emoción de la ira. Es por eso por lo que el Nuevo Testamento nos instruye a ser rápidos solo para escuchar, pero lentos para hablar y lentos para enojarnos. La paciencia hace que «lento y constante» gane la carrera de la vida.