Recupera tu vida: Piensa bien para vivir bienMuestra

A Través del alambre de púas

Piensa en el alambre de púas como la separación entre quién eres actualmente y quién sabes que debes ser. Necesitas esforzarte por atravesar el alambre de púas. Un poder extraordinario se activa cuando alíneas lo que está dentro de ti para ir en una sola dirección. Pasamos demasiado tiempo reaccionando defensivamente a lo que viene en nuestra contra. En lugar de reaccionar, enfrenta el enemigo bajo tus propios términos, aún si fuese tú mismo. Ve a la ofensiva.

Hay tres partes en esta batalla: lo que piensas, lo que hablas y cómo actúas. Lo primero ocurre en tu mente. Nuestro estado de ánimo y pensamientos pueden tenernos cautivos, conviertiéndonos en una versión de nosotros mismos que no queremos ser. Cuando este estado trata de dominarte, acepta la ayuda que Dios ofrece y comienza de nuevo. No puedes vivir bien si no piensas bien. Tu espíritu es la parte de tu ser que responde a Dios y recibe Su poder. La clave pare avanzar en esta guerra es aprender a dirigir tu espíritu, administrando tus pensamientos.

El pensamiento positivo no es un reemplazo de Dios, sino una respuesta a Él. Si permites que la negatividad entre, se sentará a tu mesa, dormirá en tu cama y pronto se convertirá en tu manera de pensar. Puedes cambiar lo que sientes si cambias tu forma de pensar. Enfócate en las bondades de Dios y Sus planes (lee Samos 27:13 y 1 Tesalonicenses 5:16-18).

Veamos lo que sucede cuando tus pensamientos llegan a tu boca. El libro de Proverbios dice que la lengua tiene el poder de la vida y la muerte (lee 18:21). Es como un reactor nuclear capaz de ser tanto una planta que da energía a un pueblo entero y una bomba que puede destruir una ciudad. Al hablar palabras de fe en medio de una crisis, tenemos más que dar, y gozo cuando debería haber desánimo. Lo imposible puede suceder por lo que hablas. Cree que Dios traerá algo bueno de los momentos más difíciles, y háblalo. El diablo no tendrá la última palabra.

Por último, veamos por qué los hábitos y las decisiones que repites son realmente importantes. Los malos hábitos te ponen en desventaja, sin importar qué haces el resto del tiempo. Al contrario, los hábitos saludables ayudan a que tomes las decisiones correctas. Necesitas mantener los buenos y deshacerte de los malos. Determina cuáles hábitos nuevos necesitas y escríbelos. Necesitarás dejar los malos. La batalla para cambiar no se sentirá bien al principio. Pero esforzarte hoy por tener buenos pensamientos, palabras y acciones se convertirá, eventualmente, en una capacidad que tendrás de por vida.

Es crucial que tomes en serio las batallas que tienes. Son las cosas pequeñas, actitudes, acciones, palabras, lo que importa. Necesias aprender a sentir tus sentimientos. Apóyate en ellos. Diagnostícalos. Y haz lo que sea necesario para atravesarlos. No puedes volver atrás y cambiar el pasado, pero lo que sí puedes hacer es luchar con la ayuda de Dios para tener el comporatamiento correcto ahora. El premio te espera del otro lado del alambre de púas.

Responde

¿Cómo se compara la persona que eres hoy con la que Dios quiere que seas?

¿Qué significaría para ti enfrentar conscientemente la batalla para convertirte en la versión de ti mismo que Dios ve?

¿Qué recursos te ha dado Dios para ayudarte a tomar el control de tus pensamientos, palabras y acciones? Haz una lista de las personas que podrían apoyarte en esta situación.