Recupera tu vida: Piensa bien para vivir bienMuestra

Apaga la oscuridad

Cuando decimos "enciende la luz", generalmente no pensamos que la oscuridad está siendo desactivada. Jesús apaga la oscuridad de la soledad, culpa, desesperación y miedo, pero también apaga la oscuridad de la muerte: nuestro último y más grande enemigo. La muerte nos golpeó cuando nuestra segunda hija, Lenya Avery Lusko, tuvo un ataque de asma que provocó que dejara de respirar y luego que su corazón dejara de latir. No pudimos revivirla, los doctores en la sala de emergencia del hospital tampoco pudieron. Mientras yo sostenía a mi hija en mis brazos, Lenya nos dejó y fue hacia los brazos de nuestro Padre Celestial.

Duele muchísimo. Sentí tanto miedo. Estaba oscuro, pero no estuvimos solos en la oscuridad. Dios estuvo allí. Nos dio paz, nos dio esperanza, nos dio fuerza. Y continúa dándonos las fuerzas mientras avanzamos un día a la vez. Aprendimos que Jesús vino a apagar la oscuridad de la muerte para que podamos vivir con esperanza y morir sin temor. Mientras Él apaga la oscuridad a nuestro alrededor, lo que vimos bajo Su luz cambió todo.

Claro, el dolor aún con esperanza, duele. He aprendido que Dios se duele y sufre junto conmigo (lee Juan 11:1-44). Está furioso con la muerte, tan enojado que hizo algo al respecto. Jesús venció la muerte, el arma más poderosa de Satanás, de la manera más inusual, muriéndo (lee Hebreos 2:14). Pero el poder no está en morir, todos pueden hacer eso. Jesús no sólo murió, Su alma volvió a Su cuerpo que estaba en decadencia y ¡se levantó! Increíblemente, nos ofrece ese mismo poder que destruye ataúdes a todo el que crea.

Ese es el Evangelio. Jesús vino y la muerte ya no tiene poder. La oscuridad ha sido apagada para siempre (lee Colosenses 2:15). En lugar de estar aterrorizados, podemos ver a la muerte en victoria. Te preguntarás, ¿entonces por qué tenemos que morir? Para algo que fue abolido, parece que le va muy bien. Es cierto, pero recuerda: Dios aún no ha terminado. La destrucción final de la muerte no ha llegado aún, pero llegará pronto. Yo veré y abrazaré a Lenya otra vez. Nuestra fe se activa en el fuego, no solo cuando la vida es buena, porque confiamos en el que dijo que Él es la resurrección y la vida. Él tomó las llaves de la muerte y del infierno, murió y ahora vive por siempre. ¡Su nombre es Jesús, y Él siempre nos llevará a la victoria!

Dios quiere que seas perdonado, que tengas una relación con Él y el cielo. La Biblia nos promete que si declaramos que Jesús es el Señor y creemos que resucitó de los muertos, seremos salvos (lee Romanos 10:9). Una oración tan básica, dicha con fe, tiene el poder de transformar tu corazón y salvar tu alma para siempre. De hecho, podrías decírselo a Dios en este momento y serías transformado desde adentro. Si nunca lo has hecho, ¡oro para que lo hagas! Jesús puede apagar la oscuridad de tu corazón y puedes confiar en Él y poner en Él tu esperanza cada día.

Responde

¿De qué manera tiene la oscuridad invadida tu vida?

¿Qué significa para ti que Jesús haya vencido la oscuridad y la muerte? ¿Cómo has respondido a lo que Jesús, Dios hecho hombre, hizo por ti?

¿Cómo puede la luz de la esperanza en Jesús transformar tu vida?