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La paradoja

Ser un seguidor de Jesús es un desafío, sobre todo en nuestra época. Cuando aceptamos el cristianismo, abrazamos una creencia religiosa y, al mismo tiempo, a Su creador. Reconocemos a Jesús como único y suficiente Salvador y le permitimos que Él sea el dueño de nuestras vidas. Es decir, si aceptamos a Jesús, también aceptamos la cosmovisión que Él nos propone. Aceptamos sus promesas y sus desafíos.

En el versículo de hoy, Jesús nos presenta una paradoja, una contraposición de ideas. Seguirlo tiene sus recompensas: tendremos un propósito de vida, seremos personas plenas, felices y que trascienden. Al mismo tiempo, deja claro que nuestra fidelidad nos traerá problemas. Ser fieles a Dios y la Biblia despertará oposición.

En el libro de 2 de Corintios 1:3, el apóstol Pablo dice: "Bendito sea Dios… el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones". Este guerrero de fe sabía, por experiencia propia, que seguir a Jesús traería pruebas, dificultades y persecución. Sin embargo, todas estas "tribulaciones momentáneas" no eran nada comparadas con la promesa de eternidad que Dios había hecho (2 Cor. 4:17-18). Él sabía que pasar por momentos difíciles formaba parte de un proceso y, al mismo tiempo, estaba seguro de que Dios estaría siempre a su lado en esos desafíos.

Trayéndolo a nuestros días: el cristianismo fiel y bíblico levanta oposición, sobre todo cuando aquellos que luchan por reconstruir la narrativa bíblica intentan imponer sus ideologías completamente contrarias a la Biblia., por ejemplo, decir hoy que creemos y defendemos el matrimonio heterosexual como la forma de expresión sexual que Dios aprueba es impopular, anticuado y retrógrado; despierta críticas, oposición y persecución. ¿Ahora, por eso nos vamos a callar y dejar de decir lo que dice la Biblia? ¡No! Dios espera cristianos fieles y apegados a la Biblia, aun cuando esto signifique ser perseguidos.

En resumen, Jesús nos dice: si quieres ser realmente feliz, vive de acuerdo a los principios que te propuse, sé íntegro y fiel. Esto despertará oposición y persecución, pero "no tengas miedo de lo que estás por sufrir… Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida". (Ap. 2:10) El reino de Dios, la promesa de vida eterna, será una realidad para aquellos que abracen a Jesús y sean Vencedores por Él.

¡No te pierdas la meditación final!

Jorge Rampogna - @jorgerampogna