El Corazón Que No TengoMuestra

Un Corazón Obediente

Cada vez que escuchamos la palabra obediencia, pensamos en que se va a poner seria la conversación. La obediencia no es la mala de la película, en realidad somos nosotros la mayoría de las veces quienes le llevamos la contraria. Obediencia se refiere sencillamente al proceso que se da entre lo que escuchamos y la acción que tomamos; quiere decir, que si no estamos siendo capaces de obedecer es porque no estamos disponiendo una actitud correcta, que parte del corazón, para poder escuchar. 

Isaí, padre de David, les dio a las instrucciones muy claras al momento de enviarlo a entregar comida a sus hermanos. Que descabellado es ser ungido como rey para después ser repartidor de panes y paramédico a la vez; suena hasta un poco desubicado por parte del padre, pero David no pensó en analizar la situación, solo ocupó su mente en obedecer y seguir las instrucciones tal cual le fueron indicadas. Sinceramente muchas veces me he encontrado en momentos incómodos que me traen pensamientos totalmente en contra de lo que es obedecer. 

Puedo contarte que en ninguna de estas ocasiones la historia basada en desobediencia ha terminado bien y no solo me he visto afectado yo en el momento, si no que mi vida en general se ha visto pausada y truncada por mis propias decisiones. Definitivamente he tenido momentos en los que ese corazón lleno de obediencia se ha quedado en una teoría nunca llevada a la práctica. Pero pensar hoy, lo que mañana Dios pondrá en mis manos según todo lo que Él ha prometido, me hace crecer en temor por no dar ni un paso en falso y no ceder ni un centímetro al enemigo (enemigo que casi siempre soy yo mismo y mis pensamientos). 

Pero una vez más volteo a ver a David, un joven que de nuevo no fue considerado para los deberes importantes, sus hermanos sí. Alguien que vio escenas totalmente injustas, pero que confiaba en más en el Dios justo dueño de la obra completa. Pero decidió no criticar, no quejarse y no maldecir. ¡Llevar el pan y el queso lo habilitó para llevar la espada y la corona! Porque la obediencia forja carácter para grandes cosas. Y estoy seguro de que Dios mismo afirmará tus pasos, te prosperará y se alegrará de todo lo que empieces a hacer, porque eres alguien hecho para manejarte en obediencia.