El Corazón Que No TengoMuestra

Un corazón de Incógnito

Estoy seguro de que dentro del lugar en el que te desenvuelves, el éxito, es una meta que intrínsecamente te propones alcanzar. Cuando pensamos en ello, natural y humanamente dirigimos nuestros ojos a la cima, al primer lugar, a la cúspide, a lo mejor de lo mejor. Y es normal, te felicito por tener esa mentalidad ganadora, pero también debes saber que el producto final debe desarrollarse; y es ese valle por el que no es tan agradable pasar. David antes de ser el rey visto y aclamado por todos, tuvo que ser el admirado por nadie. 

En los versículos del capítulo de hoy vemos como David, aunque estaba trabajando y siendo esforzado, fue el menos calificado (según el hombre) para ser ungido como rey. Y quizá el papá no lo hizo por maldad porque vio con ojos naturales la realidad actual de su hijo: trabajaba cuidando ovejas todo el tiempo bajo el fuerte sol, no tenía presencia de guerrero y mucho menos parecía rey. Pero, aunque esa era su realidad por fuera, por dentro tenía un corazón de incógnito. Un corazón con más humildad que arrogancia. Nosotros queremos llegar a la cima, pero Dios quiere encubrirnos en lo incógnito.

Siendo vulnerable contigo, leyendo apenas estos versículos me veía totalmente lejano de tener el corazón de David. Siempre uno como persona quiere sobresalir, ser visto por los demás, querer mostrar todos los atributos para dar a notar que somos aptos para cualquier responsabilidad que venga, pero cuando nuestros méritos no nos alcanzan, nos frustramos y nos rendimos a la situación. Si te has encontrado así, ya somos dos. Pero elijamos tener un corazón de incógnito, alguien que trabaja sin esperar ser visto ni halagado. 

Tranquilo, que no nacemos con humildad, sino que desarrollamos humildad. La misma que nos abrirá las puertas que Dios ha preparado y creará conexiones con personas mejores que nosotros que luego serán nuestra plataforma. Te desafío que desde hoy dejamos de buscar los resultados que queremos ver en el área que nos desenvolvemos y empezamos a depositar humildad en cada pequeña acción para así reflejar el corazón de Dios a través de nuestras vidas. ¡Elige tener un corazón de incógnito, que Dios se encargará de elegirte a ti!