DesencuarenténateMuestra

Día 3

Fe que persevera.

Durante todo el capítulo tres de Nehemías vemos al pueblo de Judá poniendo manos a la obra, la Biblia narra cómo se repartieron el trabajo de reconstrucción, todos estaban entusiasmados por la fe que Nehemías les había transmitido. Pero en el capítulo cuatro, vemos a este mismo pueblo desanimándose y entrando en confusión cuando escucharon que había planes para atacarlos. Se comenzaron a quejar por el cansancio, vieron todo lo que les faltaba.

Algo similar pasa cuando corres un maratón, los primeros kilómetros estás entusiasmado porque acabas de iniciar, estás fresco, tienes la meta muy clara; pero conforme los kilómetros avanzan y comienzas a fatigarte, ves que a penas vas por la mitad, la meta de repente ya no es tan clara; comienzas a enfocarte en lo que falta y no en lo que has recorrido. 

¿Te has cansado de perseguir alguna meta? ¿Has querido renunciar a una palabra que Dios te hizo hace años y no ves cómo pueda realizarse? Esta fatiga es natural en nuestra humanidad, y sólo Dios puede darte una fe que persevera hasta el fin. Tal vez piensas que esta incertidumbre que atraviesas es motivo para pausar tus sueños o piensas que es una consecuencia de que Dios haya anulado su promesa. Pero quiero decirte que es Dios haciéndose fuerte en ti, es Dios perfeccionando tu fe para que tu fe persevere hasta el fin.

El autor de Hebreos nos invita a correr con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto y que esto sólo es posible de lograr si fijamos nuestra mirada en Jesús, ¡El campeón que inicia y perfecciona nuestra fe! Su sacrificio, todo lo que soportó en esa cruz fue porque estaba convencido del gozo que le esperaba. Y así, tomando su ejemplo, podemos permanecer firmes y sin darnos por vencidos.

Oración

Jesús, te pido perdón si he permitido que mi cansancio y mi impaciencia determinen mi actitud, hoy decido fijar mi mirada en ti y recobrar fuerzas para continuar caminando hacia tus promesas, hacia los sueños que has puesto en mí. En Cristo Jesús te doy gracias, amén