Princesa "Descubre tu verdadera identidad"Muestra

Día #3 Virtuosa, no perfecta 

Yo tengo dos problemas con los cuales lucho constantemente: soy muy olvidadiza y torpe. Mi familia lo sabe: mis hijos, mi esposo y mis amigos cercanos. No lo oculto. Bueno, en realidad no lo puedo ocultar porque muchas veces es demasiado evidente. Recuerdo que, cuando era niña, siempre derramaba todo. El jugo, el agua, la comida, todo lo que intentara servirme terminaba siendo un reguero. Mi torpeza llegaba a tal punto que mi papá siempre me regañaba. La cara que ponía decía: “Tan inteligente que eres, pero qué torpe”. Jajaja. 

Este ejemplo puede sonar gracioso, pero la realidad es que he aprendido a vivir con lo mejor y lo peor de mí. Trato de asumir responsabilidad sobre aquello con lo que tengo que trabajar. Lo de olvidadiza ni te cuento, han sido demasiados despistes. Aunque les he compartido estos dos aspectos de mí que no me agradan, y hasta me frustran, no me he dado por vencida. Todos los días trato de no olvidar o no derramar algo. No siempre me sale, pero mi enfoque es ser una mujer virtuosa, no perfecta. Así como trabajo con estos aspectos sencillos de mi persona, trabajo con asuntos más profundos de mi ser y me esfuerzo para siempre elegir ser una mujer virtuosa.

¿Qué es ser una mujer virtuosa? 

Una mujer virtuosa es una mujer íntegra, pura, eficaz, incorruptible, misericordiosa, afable, bondadosa, poderosa, justa, indulgente, benévola, caritativa, fuerte y valiente. Así que el reto no es ser perfectas: es ser mejor cada día, es buscar constantemente ser la mejor versión de nosotras mismas. Esas cualidades que debe poseer una mujer virtuosa no nos deben intimidar; al contrario, nos deben motivar a trabajar para añadirlas a nuestra manera de ser. Lo más emocionante es que es posible para todas. Una mujer virtuosa sabe elegir aquello que la hace feliz y le permite bendecir a otros mientras cumple su propósito. Sabe buscar comprender para qué fue creada y cómo puede alcanzar el éxito en todas las áreas de su vida sin querer ser perfecta. 

No tienes que competir contra nadie, ni debes alcanzar ningún estándar específico. La carrera es contra ti misma. Compite con lo que no quieres ser para que puedas llegar a ser la mejor versión de ti.