GenerosidadMuestra

Generosidad hacia el mundo

Quiero contarte algo que aprendí de mis pastores, Paul y Gloria Johansson, y es un hábito que ellos desarrollaron cuando eran muy jóvenes. Todos los días, buscan a alguien desconocido para alegrarle el día con su generosidad en cualquiera de sus formas: desde dar un regalo hasta una propina exagerada.

Una vez fui a predicar a Perú. En el aeropuerto, entré al baño y había un señor limpiando los baños; por lo general, tienen un recipiente para propinas, pero me di cuenta de que él no tenía recipiente y noté que estaba muy alegre haciendo su trabajo. Dios puso en mi corazón darle una propina, no una moneda, sino una propina y, aunque pensé en cuestionar a Dios, entendí que el generoso no cuestiona en qué se va a usar el dinero porque Dios hace llover sobre el justo y el injusto como lo vemos en el versículo principal de hoy.

No te imaginas la sonrisa tan grande que se dibujó en su rostro, tanto que me sentí tan feliz, sonreí en mi alma y seguramente también estás sonriendo en este momento. Eso es lo que provoca la generosidad, porque el cielo tiene una atmósfera de generosidad, por lo tanto, el cielo tiene una atmósfera de sonrisas, porque cuando eres generoso provocas gratitud y sonrisas en otros.

¿Sabes? Tener un detalle, como un mensaje o una llamada, palabras de aliento en medio de tiempos difíciles o simplemente darle atención a algún amigo, alguien desconocido, eso también es ser generosos. Se trata de ser como Jesús cuando cuando alimentó a las multitudes, cuando sanó enfermos y resucitó muertos, cuando realizó sermones no solamente a sus 12 discípulos, sino también a la gente que se acercaba a Él para escucharlo.

Te animo a que seas más y más generoso hacia las personas que conozcas que no estén dentro de una iglesia, a pedirle al Espíritu Santo que ponga las palabras adecuadas para animar a alguien en medio de una situación complicada para alegrarlo, y para interesarte en ellos cuando estén en una necesidad emocional.

Oración

Señor, gracias porque sé que has sido generoso conmigo al escucharme en todo momento. Gracias porque me has rodeado de personas que necesitan palabras de aliento y apoyo emocional. En esta hora, quiero pedirte que tu Espíritu Santo me llene con tus palabras, que mi vida sea un canal de bendición para todos aquellos que me rodean. En el nombre de tu hijo Jesús, amén.