ROTOS PARA RESTAURARMuestra
EL PODER DEL PERDÓN
Desde que nacemos y durante toda nuestra vida, somos confrontados con situaciones que muchas veces nos llevan a ofender o ser ofendidos. Es ahí cuando generamos y experimentamos una sensación de disgusto, de desacuerdo y que, en la mayoría de los casos, termina en odio y rencor como una espina profunda que se clava en nuestro ser. Quizás leyendo esto se te estén viniendo a la mente innumerables momentos así y que has tenido que vivir. Tal vez también hay uno de esos momentos que sobresalen notablemente del resto. Es eso muy fuerte que te ha marcado, que cada vez que lo piensas sientes un trago amargo. Eso que te parece imposible pasar por alto y olvidar. Seguramente lo has intentado, pero nada de lo que hagas te hace “sentir” el poder perdonar.
Hoy te tengo una noticia: EL PERDÓN NO ES UN SENTIMIENTO, ES UNA DECISIÓN.
No es fácil, sobre todo si no te crees culpable de lo sucedido. Quizás solo eras un niño o un jovencito, pero aún así esa espina se clavó. No esperes a sentir el perdón que arrojas sobre quien te hirió, más bien ponte firme y decide perdonar. Aunque no lo sientas, aunque te creas mentiroso o hipócrita, porque llegará un momento en que tu razón se convencerá y la palabra no volverá vacía. Tus propias palabras te liberarán. Sentirás cambios para bien: Cambios emocionales (la alegría volverá a ti), físicos (sentirás que pesas menos y que tu pecho se abre), pero sobretodo cambios espirituales, porque la falta de perdón produce una barrera que impide que las bendiciones de Dios lleguen a tu vida.
Hace tiempo leí: “El odio es el único veneno que se toma esperando que el otro se muera”. Es tan triste como real. Por eso perdona y sé feliz, libérate a ti mismo y las cosas tomarán la mejor forma. Y ten paz que quien te ha hecho daño cosechará lo que sembró, pero para ese entonces ya ni lo recordarás porque tendrás el corazón sano y el alma libre.
Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros. Nadie tiene el poder de convertirte en algo que tu no desees ser. Nunca culpes, la decisión es tuya. Libera a esa persona, libérate tú, declárate en victoria y disfruta de toda bendición del cielo.
Oración:
Ya que este es un espacio totalmente único y personal, mi recomendación ahora es que tomes un momento de reverencia delante de tu creador. Pídele perdón primero a Él y que derrame amor sobre ti para poder perdonar. Luego comienza a orar sobre quien te hirió, suelta perdón sobre su vida (aunque no lo sientas o, aunque esa persona ya no esté), bendice su vida, renuncia a todo sentimiento de odio y rencor que el enemigo ha plantado en ti, en el nombre de Jesús.
Acerca de este Plan
Este plan te ayudará a comprender cómo cada proceso que pasamos no es en vano, sino que nos ayudan a crecer y, en consecuencia, ayudar a otros a salir y a ser restaurados.
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Nos gustaría agradecer a Débora Felinger por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.deborafelinger.com