Todos los sentimientos: Hazte cargo de tus sentimientos (y no al revés)Muestra
Encontrando alegría en la imperfección
No puedo decir cuántas veces mi tren de la felicidad ha descarrilado por una cosa mala, algo un poco tonto que no debería afectar. El día puede ir muy bien, mis expectativas son altas, y bam. Una palabra cortante, una interacción fuera de lugar, un intercambio incómodo, y comienza el espiral. Es como un clavo en el neumático en mi alegre viaje, que hace que la felicidad se pierda hasta que el coche queda a un costado del camino. El día se hunde.
Si eres un idealista como yo, sabes a qué me refiero. Sólo hace falta una sola cosa para sacarnos. Una sola, se estropea y nos cuesta dejarla pasar. Toda la conversación, todo el día, todas las vacaciones—incluso nuestra vida entera, por un momento dramático—se arruinan. Y si no, al menos, empeoran. No es de extrañar que miremos a nuestros amigos alegres y despreocupados con envidia y asombro: ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo se mantienen alegres ante la imperfección?
Estas palabras han llegado después de años, décadas, en realidad, de golpear la almohada y de luchar con la oración. No las escribo a la ligera, porque no son fáciles de aceptar, y aún más difíciles de poner en práctica. Pero esta es la verdad: debemos aprender a ser felices incluso cuando estamos tristes; cuando nuestra vida, nuestro día, nuestras relaciones, y aún nuestro propio corazón, son imperfectos.
Todos tenemos "reglas para la felicidad" inconscientes en el fondo de nuestra mente:
No puedo ser feliz a menos que mi novio/esposo/mejor amiga/hija sean felices.
No puedo ser feliz hasta que me case.
No puedo ser feliz hasta que tenga un bebé.
No puedo ser feliz hasta que salde mi deuda.
No puedo ser feliz hasta que mi hijo no vuelva al Señor.
Si queremos vivir alegres en medio de esta vida desordenada, debemos reescribir nuestras reglas para la felicidad, aquellas por las que nos limitamos a nosotros mismos (sin mencionar a Dios). Si escudriñas en tu corazón, puede que descubras que te adhieres inconscientemente a algunas reglas de felicidad que suenan algo así:
Puedo finalmente ser feliz cuando...
La vida será tranquila cuando...
Mi vida será buena cuando...
¿Qué pasa si el cuando que esperas nunca llega? ¿Pospondrás tu alegría indefinidamente? Qué tal si reescribes tus reglas de la felicidad así:
Puedo estar alegre aunque...
Dios puede darme paz incluso mientras...
Mi vida ya es buena a pesar de...
Debemos dejar de esperar lo perfecto para permitirnos ser felices. Si continuamos así, ¡puede que nunca experimentemos otro día feliz en la vida!
Las Escrituras nos dan otra alternativa: abrazar un tipo de alegría que desafía nuestras circunstancias.
Aunque la higuera no florezca,
ni haya frutos en las vides;
aunque falle la cosecha del olivo,
y los campos no produzcan alimentos;
aunque en el aprisco no haya ovejas,
ni ganado alguno en los establos;
aun así, yo me regocijaré en el Señor,
¡me alegraré en Dios, mi libertador!
(Habacuc 3:17-18 NVI).
Acerca de este Plan
Todos tenemos emociones, las amamos o las odiamos. Y todos tenemos que descubrir qué hacer con ellas. Pero espera, ¿podemos hacer algo con ellas? ¿Podemos aprender a indentificar, expresar, experimentar, y sí, a veces, a discutir nuestros sentimientos para vivir una vida vibrante y saludable para Jesùs? Estos devocionales te equiparán con las perspectivas bíblicas y las herramientas prácticas que necesitas para prosperar.
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