Todos los sentimientos: Hazte cargo de tus sentimientos (y no al revés)Muestra
Ansiedad: Cuando los pensamientos se mezclan
Cuando estoy ansioso, mis pensamientos giran rápida y salvajemente, un tornado de preocupaciones que se enredan, hacen bucle en sí mismos y se multiplican. En esos momentos de ciclón mental, necesito una estrategia bíblica para pensar con claridad y desatar el nudo.
Ya sea que enfrentemos ansiedad crónica u ocasional, todos debemos aprender a gestionar los pensamientos ansiosos. Consideremos un pasaje clave:
El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:5-7 (NVI)
El mensaje de la Biblia es: No te preocupes, en cambio, confía en Dios. No es que Él no tome tu ansiedad seriamente (todo lo contrario). Es que Su solución es directa y simple, una a la que podemos aferrarnos fácilmente incluso cuando la ansiedad hace de nuestros pensamientos una batidora.
Cuando la licuadora de la ansiedad se incendia, tenemos tres opciones: alimentar el fuego, permanecer pasivos o interrumpir el ciclo.
Alimentamos el fuego con más pensamientos ansiosos. Hablar con gente reactiva nos conducirá a un pozo aún más profundo. Leer y mirar cosas que confirman nuestros miedos más oscuros. (WebMD, ¿La conoces? En dos minutos diagnosticarás un simple dolor de cabeza como un tumor cerebral, una aneurisma o gangrena—o posiblemente los tres.)
Cuando permanecemos pasivos, no alimentamos activamente la ansiedad, pero tampoco la resistimos... lo que básicamente garantiza que los pensamientos nos llevarán a donde quieran (que suele ser un lugar no muy divertido que implica pánico y miseria).
La tercer opción, interrumpir el ciclo, es la única que permite alivio. Éste quizás no sea perfecto, ni inmediato, pero la mayoria de las veces se puede detener el aumento.
Para ello, debemos dejar de dar vueltas por la casa y bajar la velocidad para trabajar en nuestros pensamientos. Así como Pablo nos anima “lleven a cabo su [our] salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12, NVI), te animo a trabajar en tu ansiedad.
Aqui hay algunos pasos prácticos para ayudarte a interrumpir el ciclo:
1. Escribe tus pensamientos. Quizás encuentres que no estás preocupado por dieciocho cosas; sino por una en dieciocho maneras.
2. Habla tus miedos en voz alta. Miedos que suenan perfectamente racionales en tu mente—posiblemente—pueden revelarse como impostores cuando los hablas con Dios o con un amigo de confianza.
3. Reencuadra pensamientos que incluyen “no puedo” y “nunca podría.” Cuando decimos esas palabras, nos ponemos trabas a nosotros mismos y limitamos a Dios. Predecimos fracasar, ¡Rindiéndonos antes que una sola cosa haya pasado! No sólo eso, también subestimamos nuestra resiliencia, descartamos el poder del Espíritu Santo y pasamos por alto la interminable gracia de Dios.
Dios toma nuestra ansiedad seriamente. Si nos importa, a Él también. Pero Él sabe cómo termina la historia. Sabe qué puede hacer—y qué hará. Cuando los pensamientos o la vida se descontrolan... estamos en Sus manos, y allí nos quedaremos.
Acerca de este Plan
Todos tenemos emociones, las amamos o las odiamos. Y todos tenemos que descubrir qué hacer con ellas. Pero espera, ¿podemos hacer algo con ellas? ¿Podemos aprender a indentificar, expresar, experimentar, y sí, a veces, a discutir nuestros sentimientos para vivir una vida vibrante y saludable para Jesùs? Estos devocionales te equiparán con las perspectivas bíblicas y las herramientas prácticas que necesitas para prosperar.
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