Nacer de NuevoMuestra

¿Cómo se nace de nuevo?

En aquel relato del evangelio de Juan, capítulo tres, Jesús termina explicándole a Nicodemo como se nace de nuevo, con una historia del antiguo testamento que encontramos en Números capítulo 21.

Esa historia cuenta que una vez el pueblo judío blasfemó contra Dios mientras andaba en el desierto. En consecuencia, Dios les envió serpientes venenosas para que murieran.

Arrepentidos, los judíos le pidieron a su representante Moisés que intercediera por ellos y que pidiera una cura. Entonces Dios les ordenó que pusieran una serpiente de bronce sobre un madero y que simplemente fueran a mirarla para salvarse del veneno.

Esta historia es una alegoría de Jesucristo y de su obra redentora. En la Biblia, la serpiente simboliza el pecado; y el bronce, juicio. Por eso Jesús dijo que Él debía ser levantado como la serpiente en el desierto. Porque en la cruz recibiría el juicio por nuestros pecados. La manera en que la gente era sanada también es un reflejo de la forma en que funciona la salvación por medio de Jesús: sólo creyendo. Ir a ver a la serpiente era una tarea individual que requería fe.

En la historia de "la serpiente y el madero" hay tres requisitos para nacer de nuevo.

1. Reconocer que estamos envenenados.
   Necesitamos reconocer que el veneno del pecado recorre nuestras venas y que hemos sido infectados por él. Necesitamos aceptar que somos pecadores. Si no hay un pleno convencimiento de esto, simplemente no podremos nacer de nuevo.
2. Reconocer que el veneno nos matará.
   Necesitamos reconocer que el veneno del pecado nos está enfermando y destruyendo y que finalmente nos matará. Nadie se tomaría un veneno si supiera lo que es. Así que, si necesitas confesar tu pecado, hazlo. Recuerda que permanecer en esa condición tiene consecuencias graves. Es sumamente importante que tomemos en serio las mortales y terribles consecuencias de nuestro pecado, porque de lo contrario, no podremos nacer de nuevo.
3. Reconocer que sólo hay una cura.
   Necesitamos reconocer que no hay ninguna otra solución más que la fe en la obra de Cristo. Que el único antídoto del veneno del pecado es la provisión de Dios en Jesús. Debemos abandonarnos a la fe en el sacrificio de Cristo. Si creemos en algo más, no podremos nacer de nuevo. Incluso si creemos en Jesús y en nuestros esfuerzos, no podremos nacer de nuevo. Si confías en otra cosa, además de la obra redentora de Cristo, se inhibe el antídoto contra el veneno mortal del pecado dejándonos igual de enfermos. Si no creemos en Cristo y sólo en Cristo para ser salvos, no podremos nacer de nuevo.