[Serie La manifestación de Cristo en nosotros] Parte 2Muestra

Bautizados en el Espíritu

Pablo dice que por un espíritu fueron bautizados. ¿Algunos? ¿Unos privilegiados? No, dice «por el Espíritu somos todos bautizados». Primero dice judíos o griegos, y está hablando de una verdad pues no importa la nacionalidad que tengas, no importa si tu piel es blanca o negra, o si comes carne o frijol, no hay diferencia entre judío o griego, si eres un esclavo o eres libre, porque en ese tiempo existía la esclavitud. 

Todos hemos bebido de un mismo Espíritu, tú no recibiste una bebida diferente, ni tampoco el cuerpo es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie ¿porque no soy mano, no soy del cuerpo? ¿No será del cuerpo? Lo que sucedía en Corinto es que la iglesia se manifestaba mucho con los dones del Espíritu y había personas que se sentían más espirituales que otros. Parecía que la manifestación de los dones debía ser más como una exposición pública, que el beneficio de esos dones, como debe ser de acuerdo con el orden de Dios.

Pablo corrige esta situación y dice: «todos» fuimos bautizados en un mismo cuerpo, todos bebimos del mismo Espíritu, lo que sucede es que somos diferentes miembros. Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estarían los otros? ¿Dónde estaría el cuerpo? Entonces explica: Somos muchos miembros, pero somos un solo cuerpo y el ojo no le puede decir a la mano no te necesito, ni la cabeza a los pies, todos tenemos una función determinada. Es una gracia operante diferente, pero procede del mismo espíritu, entonces termina diciéndoles: para que no haya desavenencias en el cuerpo, sino que todos se interesen los unos por los otros, debemos entender que todos somos parte del cuerpo de Cristo. Hablando de los ministerios de los apóstoles, Dios a unos los hizo profetas, a otros maestros, otros tienen esa habilidad donde se producen milagros, otros hacen sanidades, otros ayudan, otros administran, otros hablan en lenguas.

Después hace una pregunta, ¿todos son apóstoles? ¿Todos son profetas? ¿Todos son maestros? ¿Todos tienen las mismas facultades? ¿Todos tienen el don de sanidad? ¿Hablan todos en lenguas? La respuesta es evidente y es: ¡no! Pero él está hablando que, a pesar de eso, todos hemos sido injertados en el mismo cuerpo y hemos bebido del mismo Espíritu. Lo que sucede es que son diferente gracia y manifestación, de acuerdo con lo que cada uno de nosotros realiza en su función.