[Serie La manifestación de Cristo en nosotros] Parte 2Muestra

Vivir glorificando a Dios

Cuando se declara lo que un individuo es, su posición, realiza tal función, tiene estos títulos, realiza estas obras y se comienzan a decir todas las cosas buenas que ha realizado, se le está glorificando. Entonces la máxima expresión de glorificación es cuando el Espíritu toma lo de él y lo hace saber. Nosotros tenemos que hacer lo mismo, glorificamos a Cristo, cuando lo que ya sabemos de él lo damos a conocer, si queremos glorificar en su máxima capacidad, debemos decir lo que él es y lo que él quería hacer. Yo quiero glorificarlo, así como el espíritu lo glorifica también en nuestras vidas. Va a tomar de Cristo y lo va a hacer saber. ¿A quiénes? A nosotros. 

La misión del Espíritu, la razón por la que está el Espíritu en nosotros, es para tomar de lo que está dentro de ti: Cristo, de la vida, la mente, las riquezas, la herencia, las bendiciones depositadas y te hace saber lo que posees. Entonces, el Espíritu toma lo que ya está adentro, para entonces pasarlo al alma, pasarlo al entendimiento para que podamos comprenderlo. 

El problema es que siempre tratamos de hacer la obra, queremos ver la obra de afuera hacia adentro y tenemos que permitir que la obra se produzca desde adentro hacia afuera. Desde lo que ya poseemos, de las riquezas, de la sabiduría, de la mente, de la vida de Cristo hacia afuera, hacia nuestra alma. Jesús dice algo muy interesante, todo lo que tiene el Padre es mío. ¿Cuánto de lo que tiene el padre es de Cristo? Todo. ¿Por qué? Es la herencia del Hijo. Todo lo que tiene el Padre es del Hijo. 

Jesús dijo: todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre. Pablo dice: «porque de él, por él y para él son todas las cosas». También dice: «si Dios no escatimó ni la vida de su propio Hijo y lo entregó por nosotros, ¿cómo no nos dará con él todas las cosas?» Así que todo lo que tiene el padre es mío, eso nos ha sido dado. 

¿Cuánto tienes del Padre? ¿Cuánto tienes de Dios? ¿Cuánto te dio de su Espíritu? Y la manera de ser coherederos con Cristo es por la obra del Espíritu, eso es lo que hace el Espíritu, te enseña que todo lo de él también es tuyo, para eso te dio el título de ser llamado hijo de Dios.