Principios bíblicos para sostener Conversaciones ExtraordinariasMuestra
Una buena conversación es bidireccional (no un monólogo): implica hablar, pero también escuchar. El objetivo de una conversación no es solamente aportar información; sino, fundamentalmente lograr una conexión; lo cual requiere saber escuchar.
Responder sin pensar, o sin escuchar completamente, a veces más interesados en lo que queremos decir, puede acarrear ruido en la conversación. De allí la exhortación de no responder antes de oír.
La palabra hebrea oír usada en el proverbio de Salomón es la palabra Shamá, que significa oír inteligentemente, con atención, al son (al ritmo y acompasamiento) de quien nos habla. Esto implica escuchar activa e intencionalmente para escuchar bien. Esto supone cumplir con varias pautas:
Escuchar es mucho más que oír
Oír es una aptitud natural. Que el sonido penetre nuestros oídos no es señal de que hemos escuchado, vale decir, que hemos asimilado el mensaje. Escuchar comporta una actitud y una elección. Implica comprensión y, por ende, interpretación.
Escuchar es un proceso total
Todo nuestro interlocutor habla: su cuerpo, sus pausas, sus vacilaciones, su tono de voz, lo que habla y lo que calla…
Escuchar no solo involucra a los oídos; también es importante escuchar con los ojos, para ver el lenguaje corporal del otro. También escuchamos con nuestras emociones (escuchar con el corazón); nuestras emociones filtran el mensaje del otro. Escuchar desde el enojo, o el miedo, o la tristeza, es diferente a escuchar desde la tranquilidad, o el placer.
La forma como escuchamos es una retroalimentación para nuestro interlocutor
Tanto el emisor como el receptor de la comunicación estructuran el flujo de la comunicación de diferente forma, pero interpretan y ajustan su propio comportamiento como una reacción ante el otro. En este sentido, la forma como escuchamos es una retroalimentación, que puede indicarle al otro (a), aprobación o desaprobación, apertura o negación, interés o desinterés, lo que determina el curso que seguirá la comunicación.
Escrituras
Acerca de este Plan
Como dos personas conversan es un reflejo de cómo está la relación entre ellos. El producto final en cuanto al estado de una relación, es la suma de muchas conversaciones, o la omisión o carencias de ellas; y de cómo en (tono, clima, ritmo, intensidad, frecuencia) fueron esas conversaciones. El sabio rey Salomón nos da algunas pautas para sostener conversaciones extraordinarias que resulten edificantes y nutritivas.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/