Si no has orado, no hagas nadaMuestra

La importancia de orar por nuestra tierra 

El Señor responde cada una de nuestras oraciones cuando son guiadas por el Espíritu Santo. «Y el ángel me dijo: "Daniel, no tengas miedo. Dios escuchó tus oraciones desde el primer día, cuando trataste de entender ese sueño tan difícil y te humillaste ante Él. Por eso Dios me envió a decirte que tú has visto lo que va a pasarle a tu pueblo en el futuro".» 

«Yo iba a venir antes, pero no pude hacerlo porque, durante veintiún días, el ángel encargado de cuidar al reino de Persia me lo impidió. Yo me había quedado solo, junto a los reyes de Persia, pero vino en mi ayuda Miguel, uno de los ángeles más importantes de todos». ¿Qué hubiera pasado si Daniel no hubiera persistido veintiún días en oración? De allí viene el ayuno de veintiún días. No consiste en aguantar el hambre; se basa en la oración. Si no tienes la capacidad de estar un día en oración, ¿cómo vas a ganar la batalla? 

Orar es confesar los pecados de una nación. Es ponernos en la brecha a favor de nuestra tierra. Implica confesar los pecados de nuestra ciudad, de nuestra nación, de nuestros gobernantes y del pueblo. Orar como si fueran nuestros propios pecados. ¿Cuántos lo han hecho? Señor, te pedimos perdón porque hemos participado de la rebeldía, hemos sido tercos, obstinados y no hemos oído al pueblo.

Hemos permitido que entre a cada nación la brujería, porque nos hemos alejado de Dios. Es doloroso porque somos los que nos distanciamos del amor del Padre. Él nunca se aleja, puesto que nos tomó como morada del Espíritu Santo. Como hijos de Dios hemos sido indiferentes ante situaciones como el robo, la violencia, las injusticias. La creación gime porque nos manifestemos y oremos por nuestra tierra. Si eres una persona que no lleva una vida de oración, no tienes autoridad.

Estos son algunos de los pecados que moran en cada nación, los cuales debemos llevar en oración. Egoísmo, envidia, mentira, falsos rumores, robo, amor al dinero, abuso de poder, codicia, la soberbia de nuestros gobernantes que no oyen al pueblo. 

Reflexionemos

Santiago capítulo cuatro habla claramente sobre los pecados del mundo. Esos son los que debemos confesar y por los que debemos pedir perdón al Padre. Es importante orar sin cesar. Si no llevas todo en oración, ¿cómo esperas ganar la batalla?