Si no has orado, no hagas nadaMuestra

La oración, un arma poderosa

Recuerdo un cuadro que mi mamá había puesto delante del escritorio de mi papá, y decía lo siguiente: «¿Ya has orado por eso?» Estaba allí porque la tendencia de mi papá era preocuparse. Mi madre lo había colocado en ese lugar, porque deseaba que él, al sentarse, no empezara a preocuparse, sino que pudiera leer esas palabras, y en lugar de afanarse, empezara a orar, como dice Filipenses 4:6. 

El día que se convocó una manifestación en Colombia, para nosotros como iglesia fue una mañana de oración. Un día tan trascendental para nuestra nación que quedó registrado en la historia como el N21; no era un día que se pudiese tomar a la ligera. Así que mi pregunta fue: «¿Por qué no vinieron a orar?» Esperaba que vinieran a pedir el consejo del Señor, que pudieran orar pidiéndole al Padre que les mostrara su voluntad.

Escribí un tweet que decía: «En lugar de salir a marchar o antes de salir a protestar, los invito a orar por Colombia». Las armas de nuestro ejército no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Dios nos dice en 2 Crónicas 7:14: «Pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, Yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra». Orar es el arma espiritual más poderosa que Dios le ha dado al ser humano.

Cuando nosotros oramos, Dios interviene en nuestra vida y en cada decisión, indicándonos cuál es su voluntad en nosotros. Orar es preguntarle a Dios: «¿Qué quieres que haga?» Y los que no creen en el poder de la oración, simplemente no creen en Dios. Un hijo agradecido reconoce el poder de la oración. 

Es importante orar antes de cualquier decisión, es un regalo maravilloso que nos ha entregado Dios para protección y agradecimiento. No te apresures a tomar decisiones que no ha confirmado el Padre celestial. 

Reflexionemos

Orar es lo primero que debemos hacer como hijos de Dios. Antes de emprender cualquier actividad, asegurémonos de tener la dirección clara de nuestro Padre celestial. ¿Ya has orado por eso? Puedes hacerlo en este momento, sin demora.