Si no has orado, no hagas nadaMuestra

La oración es fundamental 

En Jeremías 23 el Señor nos advierte acerca de los predicadores y la gente de influencia que profetizaban, predicaban o escribían cosas que Dios no les había dicho que dijeran. «Si hubieran estado en mi presencia y me hubieran escuchado, habrían hablado mis palabras y habrían hecho que mi pueblo se apartara de sus malos caminos y de sus malas acciones».

La oración es fundamental, puesto que Dios ve lo que nosotros no vemos. Dios sabía cada una de las cosas que iban a suceder en el tiempo de marchas y protestas. Él sabía las muertes, la violencia y el espíritu de confusión que iba a reinar. El Padre tiene conocimiento de todo, nada se escapa de su soberanía.

Orar es hacer guerra espiritual. «Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales» (Efesios 6:12). Nuestros enemigos son aquellos que no vemos con nuestros ojos naturales. Si no sabes nada de guerra espiritual, es necesario que sepas que Satanás ha designado principados y potestades en lugares estratégicos de las naciones. En los centros de pecado, en las puertas de nuestras ciudades, en los montes, campos, pueblos, hay principados al norte, al sur, al oriente y al occidente. 

Debemos pedir en oración al Señor que nos revele cuáles son los principados que reinan sobre nuestra nación. Las naciones tienen influencias que deben identificar. En nada beneficia la discusión entre cristianos; eso divide aún más. Debemos unirnos como hijos de Dios para hacer guerra espiritual.

Tenemos que identificar esos principados. Quiero compartir algunos de ellos: división, falsos rumores, mentira, engaño, soberbia en los gobernadores y en los que marchan, ninguno quiere ceder, rebeldía, anarquía, violencia, robo, inmoralidad sexual: aunque no sea mencionado, detrás de todos los problemas de una nación está la inmoralidad sexual.

Nuestras batallas primero tienen que ser ganadas en la dimensión espiritual. Observé las marchas, pero no vi a ningún cristiano orando o haciendo guerra espiritual. Esto es producto de no entender las cosas espirituales. 

Reflexionemos

No ignores la importancia de tener intimidad con el Señor, de escuchar la Palabra. Allí es donde empezaremos a conocer la dimensión espiritual, puesto que nuestro espíritu está alineado y conectado con el Espíritu Santo de Dios.