Manifestando el propósito eternoMuestra

Establecemos el dominio eterno como cuerpo de Cristo

La iglesia es el cuerpo de Cristo en la tierra. La palabra de Dios enseña que nosotros somos sus manos y sus pies. Es, a través de nosotros, como Dios manifiesta su gloria y su dominio en el mundo invisible; y la victoria conquistada en el mundo espiritual, en el mundo visible y natural.

Veamos juntos qué es la iglesia y cuáles son sus funciones y expresiones en la tierra:

· La iglesia es la agencia de reconstrucción de personas, familias y sociedades. 

· La iglesia es una agencia espiritual con función terrenal. 

· La iglesia es la embajada del reino de Dios en la tierra. 

· La iglesia es la expresión de Dios en la tierra, responsable de manifestar el propósito eterno. 

· La iglesia determina el estado y condición de cada nación. 

· La iglesia canaliza los recursos divinos para redimir la creación. 

· La iglesia es portadora del único mensaje de buenas noticias para el destino del mundo. 

· La iglesia es la agencia de beneficencia pública más grande que debe tener este planeta. 

· La iglesia es la escuela integral de formación para la manifestación del propósito eterno de Dios en el hombre. 

· La iglesia es la agencia internacional de inteligencia y sabiduría divina.

Los pastores, evangelistas, maestros, apóstoles y profetas no son llamados a hacer la obra del ministerio; son llamados a perfeccionar a los santos para que lleven a cabo la obra del ministerio, del propósito eterno. 

La obra del propósito eterno es que Cristo sea todo en todos. Esta obra toma lugar en cualquier sitio donde los santos se encuentren y no dentro de las cuatro paredes de la Iglesia: en nuestros trabajos, en las escuelas, en cualquier ámbito en donde nos hallemos. 

Por eso, es fundamental que pensemos en dónde ponemos el énfasis en el ministerio. Porque el sacerdocio eterno es un sacerdocio de todos, con diferencia de funciones, pero con el mismo mandato. La meta del propósito es que Cristo sea todo en todos. 

Como hijos de Dios, todos tenemos al mismo Espíritu que opera en nosotros y todos estamos creciendo y desarrollando diferentes dimensiones del carácter de Cristo en nosotros. No existe el modelo del «súper ungido», del escogido especial. Somos un cuerpo, todos necesitamos el uno del otro, cada uno de nosotros tiene una función importante y vital en el establecimiento del dominio eterno del Padre. Oro al Padre para que puedas llevar a cabo tu rol y tu parte para manifestar el propósito eterno de Dios en tu vida. ¡Toda la tierra será llena de su gloria! Amén.