Miedo a la Espera.

Por Samara Pérez

Esperar genera constancia.

¿Cuánto has esperado? ¿Horas, días, meses, años o toda una vida? Por el tipo de personalidad que poseo, esperar, para mí, es la herramienta más innecesaria y sin sentido que poseemos. ¿Para qué esperar cuando podemos responder en minutos, actuar en menos de lo que se piensa, decidir algo sin dudarlo, etc.? Por lo menos ese era mi concepto hasta que la palabra de Dios me confronto un día y me dijo: “Le tienes miedo a la espera, por eso no te gusta". ¡Wow!

Nunca pensé que odiar tanto la espera tenía que ver con “miedo”. ¡Claro! Ahora lo recuerdo: cuando era niña, mi madre y mi padre se separaron y mi madre sacó adelante a 7 hijos; ella tenía que trabajar largas horas y, a veces, mis recogidas, cuando la escuela se terminaba, se tornaban en largas horas de espera. Había días en que veía el día oscurecer y yo todavía esperando por alguien que me recogiera para llevarme a casa y esto generaba en mí como, una pequeña niña, mucho miedo. ¿Pero sabes que creaba esa espera en mi? ¡Carácter! De allí, aprendí a preguntar, a buscar soluciones, a ser extrovertida y a no ser co-dependiente de nadie.

¿Sabes porque Dios aprueba la espera? Porque en la espera se desarrolla el compromiso, el compromiso, te hace constante, la constancia te da perseverancia, y el que persevera, “GANA”.

Según mi experiencia, el miedo que generaba la espera en mi era porque lo había asociado con un evento del pasado que me generaba miedos. Puede que hoy la espera te genere miedos, pero quiero recordarte que Dios está desarrollando en ti “carácter”. La espera no es un castigo, sino un vehículo para crecer y desarrollarse. Levántate y reconecta tus fuerzas y, si es necesario esperar, hazlo, porque lo bueno de Dios toma tiempo.

Goals/Metas

• Escribe tus metas y dales tiempo en oración y acción para que crezcas mientras esperas.
• Si esperar te genera malestar es porque, posiblemente, lo estés asociando con un evento triste donde te toco esperar  mucho. Toma un tiempo para reflexionar y reconectarte con lo nuevo que Dios tiene para ti.