30 días de salud emocionalMuestra

¿Qué darías para salvar la vida de un querido? No puedo pensar en nada que no sacrificaría por los míos, especialmente por mis hijos. Es fácil asignar un gran valor a aquellos que amamos. Sin embargo, muy a menudo cambiamos nuestro propio valor y olvidamos nuestro propio valor en Cristo.

Muy a menudo me comparo a los demás, dudando de mi bien, si trabaje lo suficiente o si soy suficientemente fiel. Esos pensamientos me dejan sintiéndome vacía y sin amor. Por lo tanto, sigo trabajando más duro porque erróneamente pienso que Dios me amará más si me desempeño mejor. Cuando me comporto de esta manera, trato de ganarme el amor de Dios que ya completamente me lo ha dado a través de Jesucristo.

Los judíos en el tiempo de Jesús también lucharon con esta mentalidad. Los líderes religiosos crearon muchas reglas tediosas que la gente debía seguir para vivir una vida santa y agradable a Dios. Pero Jesús vino a borrar esta tradición de fijarse y medir lo bueno y lo malo. Él compró nuestra salvación de una vez para todos cuando pagó por nuestros pecados con su vida. Su vida perfecta para nuestros pecados. Así es como nuestro Dios nos ama.

1 Pedro, capítulo 1, ilustra que Te compró a un precio alto. Tu Padre Celestial te adoptó como su hija, y Cristo estuvo dispuesto a tomar el castigo que tu pecado merecía para que tu no tuvieras que hacerlo. ¿Cómo te hace sentir al saber que Te considera digna de ese tipo de sacrificio? Vive hoy en la seguridad de ese profundo amor.

~ Andrea Chatelain