[Grandes versículos] El núcleo del EvangelioMuestra

Pecado: el problema del hombre

Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.

Warren Wiersbe, en su libro Be Daring, escribió: «En 1973, el Dr. Darl Menninger, uno de los siquiatras líderes del mundo, publicó un libro alarmante "Lo que se convirtió en pecado?" Señaló que la misma palabra pecado ha desaparecido gradualmente de nuestro vocabulario, como él lo expresa: “la palabra, junto con la noción”. Hablamos de errores, debilidades, tendencias heredadas, fallas e incluso errores; pero no nos enfrentamos al hecho del pecado».

La Biblia nos enseña que nuestro problema fundamental es el pecado. Nuestro problema humano fundamental no es la educación, la pobreza, las drogas, la política, la contaminación o la guerra. El problema es más profundo. El problema está en nosotros. El problema es nuestra inclinación hacia el pecado.

Por eso Dios no envió un educador, científico, hombre de negocios o estadista al planeta. Dios envió un Salvador porque nuestra mayor necesidad era un salvador. A menos que nos demos cuenta y reconozcamos nuestro pecado, nunca buscaremos un salvador.

No hay una declaración más sucinta del pecado en la Biblia que Romanos 3:23. Dios es claro: «Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios». El problema es universal: todos pecaron. Estamos inclinados a compararnos con otros que parecen ser peores pecadores.

Siempre podemos compararnos con los capos de la droga, los asesinos y los traficantes de personas, pero no son el estándar. Jesucristo es el estándar, y todos estamos a la altura de ese alto estándar.

John Stott, en su libro "El mensaje de los romanos", cita al obispo Handley Moule: «La ramera, el mentiroso, el asesino, no tienen [la gloria de Dios], pero tú tampoco. Quizás estén en el fondo de una mina y tú en la cresta de una montaña; pero eres tan poco capaz de tocar las estrellas como ellos».

Ninguno de nosotros alcanza la gloria de Dios.

Ninguno de nosotros refleja el carácter perfecto de Cristo.

Ninguno de nosotros puede tocar las estrellas.

«Todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios».