[Grandes versículos] El núcleo del EvangelioMuestra

Oramos unos por otros

Porque Dios es mi testigo, a Quien sirvo con mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar te menciono siempre en mis oraciones.

Pablo ora por los creyentes en Roma. Pablo no solo ora por ellos, sino que ora por ellos constantemente, sin cesar. Y no solo ora por ellos constantemente, sino que les dice que ora por ellos constantemente. Pablo debió saber que estos creyentes, a quienes nunca había conocido, serían alentados desde lo más profundo de sus corazones, sabiendo que el apóstol Pablo oraba regularmente por ellos.

En el otoño de 1972, conocí a John Lodwick, un compañero de primer año en la Universidad Rice. No sabía que John y yo nos haríamos amigos rápidamente y tendríamos habitación juntos durante los próximos ocho años, en la universidad y la escuela de posgrado. Tiempo después de conocer a John, comencé a orar por él todos los días. Tal vez fue en las primeras semanas o meses después de conocerlo, ya no lo recuerdo. Pero comencé a orar por él todos los días. Lo he hecho ya por más de cuarenta años, y continuaré orando por John por el resto de mis años en este planeta.

John es un amigo cercano, y orar por él es lo más valioso que puedo hacer por mi amigo. Además, no solo oro por John todos los días, sino que John ora por mí. Sé que lo hace, y de vez en cuando, me dice que ora por mí todos los días. Ya lo sé, pero aun así es bueno escuchar de nuevo: «Estoy orando por ti a diario».

De la misma manera que Pablo oró continuamente por los cristianos en Roma y les dijo que lo hizo y, tal como John Lodwick ora continuamente por mí y me dice que lo hace, oremos continuamente por las personas que Dios pone en nuestros corazones y digámosles que lo hacemos. Serán alentados desde lo más profundo de sus corazones.