[Serie La Experiencia del Éxodo] Devocionales de La Experiencia del ÉxodoMuestra

Gloria aleluya

Así que nos encontramos justo donde Dios nos quiere... en nuestra Experiencia del Éxodo. La situación de los israelitas nos recuerda un huracán. Un gran caos de viento y lluvia que rodea el ojo del huracán donde hay paz y calma. En el versículo 3, Faraón ve a Israel, acampado entre la espada y la pared, y dice que están desconcertados por la tierra y acorralados. En otras palabras, el huracán del ejército egipcio está a punto de descender sobre el pueblo de Dios. ¿Alguna vez te has sentido de esta manera? ¿Perdido, abrumado, acorralado, en medio del caos? Bienvenido a una Experiencia del Éxodo.

Nuestro instinto natural es correr a la zona de comodidad y seguridad para salir del desastre en el que estamos. De hecho, nuestras oraciones en este tiempo son, con mucha mayor frecuencia, oraciones para pedirle a Dios que nos saque lo más pronto posible. La pregunta que deberíamos hacer es: «¿Le permitiré a Dios hacerme pasar a través de esta Experiencia del Éxodo A SU MANERA, o trataré de encontrar la forma más rápida?»

Observemos en el versículo 4 cómo reacciona Dios a Faraón. Primero, endurecerá el corazón de Faraón. Este hecho viene después de que Faraón había endurecido su propio corazón en contra de Dios y de Israel, seis veces anteriormente. La palabra «endureció» en hebreo también puede ser traducida como «torcer». Cuando tuerces una esponja para exprimirla lo que sale es lo que estaba en ella. Cuando Dios tuerce el corazón de Faraón lo que sale es su odio contra Dios e Israel, que ya estaba allí, con lo cual confirma la obstinación desafiante y voluntaria en contra de Dios. En nuestra Experiencia del Éxodo ¿esperaremos en Dios que nos haga pasar a través de ella a su manera, a su tiempo o nuestros corazones se endurecerán en su contra?

Quizá la lección más significativa que podemos aprender en este segundo día se puede ver en dos frases del versículo 4 donde Dios dice que se glorificará en Faraón y en su ejército para que los egipcios conozcan que Él es el Señor. Dios no dice que rescatará primero a Israel. Lo que dice es que primero y sobre todo Él será glorificado. Salmos 136 declara la alabanza debida a Dios en esta misma circunstancia. Lo cual hace surgir la pregunta obligada: «¿Le pediré a Dios que me haga pasar por una Experiencia del Éxodo para SU GLORIA o para mi comodidad?». Nos ha sacado en el lugar y el momento correctos para su gloria y nuestro bien. ¡Gloria, aleluya, en verdad!